“Los bomberos jamás mueren, simplemente arden para siempre en los corazones de las personas cuyas vidas salvaron.” Esta frase, icónica en la fuerza, de Susan Diane Murphree (1949-2012) encaja a la perfección en un momento en que la sociedad toda es eco del llanto de las sirenas, que tocaron su aullido fúnebre desde los Bomberos tucumanos. El joven oficial Jonathan Agudo respondió al llamado de esas mismas sirenas, cuando un incendio accidental arrasó con el Mercado Persia. El heroísmo es ir más allá del propio miedo, en pos de un bien común; es arrojarse a las llamas para que alguien mas no quede atrapado en ellas. Los valientes no miden riesgos. Los héroes los superan, aun conociéndolos bien. Un bombero convive con la posibilidad de la muerte, cada acto esta medido por la vara de su profesionalismo y un profundo conocimiento del riesgo. Y aun así se adentra a un edificio ardiendo, porque la vida propia es nada cuando el otro está en peligro. Y eso precisamente hacía Agudo, cuando un techo incandescente se desplomo sobre él y otros compañeros, provocándole las heridas que finalmente le costarían la vida. Hoy, las sirenas fueron una con el grito de dolor de una comunidad que acaba de perder un héroe, cuya llama no se apagará jamás.
Las sirenas del dolor
Tucumán está de luto por el fallecimiento del bombero caído durante el incendio del Mercado Persia
Sol Alvarez Natale
29 de noviembre de 2023,