Con el corazón todavía roto tras lo ocurrido con Joel (Pedro Pascal), la trama de The Last of Us avanza en su segunda temporada y nos presenta un nuevo capítulo clave. Tres meses después de la tragedia, Ellie (Bella Ramsey) y Dina (Isabela Merced) comienzan su camino de venganza, mientras un nuevo grupo emerge en Seattle: los Serafitas.
Lejos de ser simples sobrevivientes, los Serafitas -también llamados “Cicatrices” por las marcas que llevan en el rostro- se mueven como una comunidad religiosa, combinando misticismo y violencia. Su método más curioso para despistar a los enemigos es el silbido, que se convierte en su sello distintivo en las batallas. Aunque en sus primeras escenas parecen inofensivos, el trasfondo de este grupo es mucho más oscuro.

El origen de los Serafitas: la Profeta y un nuevo mundo
Para entender el surgimiento de los Serafitas hay que retroceder hasta los primeros años del brote del Cordyceps. Según se cuenta en los videojuegos, este grupo nació bajo el liderazgo de una mujer conocida como “la Profeta”.

La Profeta predicaba la posibilidad de reconstruir la humanidad en paz, y sus sermones, cargados de esperanza, se volvieron una guía espiritual para muchos. Su comunidad se aisló en una isla de Seattle, buscando mantenerse fuera de los enfrentamientos entre la FEDRA y el Frente de Liberación de Washington (FLW).
Sin embargo, el mundo postapocalíptico no perdona. La necesidad de sobrevivir llevó a los Serafitas a abandonar sus ideales pacíficos y adoptar tácticas violentas. Lo que comenzó como un movimiento de esperanza se transformó en una secta fanática, dispuesta a todo para proteger sus creencias.

Cuando aparecen en la serie de HBO, los vemos como un grupo de supervivientes que prioriza la expansión de sus enseñanzas por encima de cualquier otra cosa. Su uso de armas rudimentarias como flechas y martillos los deja en desventaja frente a enemigos armados, pero su fanatismo y organización los convierten en un peligro real.

Todavía queda mucho por descubrir sobre su historia, especialmente en relación a Abby (Kaitlyn Dever) y la venganza de Ellie y Dina. Pero con la introducción de los Serafitas, The Last of Us confirma que el mayor peligro no siempre son los infectados, sino los propios humanos.