Este lunes se desarrolló una capacitación sobre el derecho a la vejez, autonomía e igualdad sin prejuicios, destinada a personas que tienen a cargo el cuidado de las personas mayores, que se realizó en el salón Patagonia, en la calle Río Negro 327 de Santa Rosa.
La actividad fue organizada por el Ministerio de Desarrollo Social en conjunto con la senadora Norma Durango, quien estuvo presente y acompañada por la ministra del área, Fernanda Alonso, el ministro de Salud, Mario Kohan, el subsecretario de Niñez, Adolescencia y Familia, Juan Pablo Bonino, la directora de Adultos Mayores, Silvia González y la especialista María Isolina Dabove.
En el mes de los derechos de las personas mayores, octubre, la ministra dijo que "venimos sosteniendo en el tiempo la necesidad de capacitar a quienes tienen a cargo el cuidado de las personas mayores, en el ámbito de las residencias de corta y larga estadía, como lo denomina nuestra nueva ley, y la necesidad de que asumamos como sociedad civil un compromiso diferente con esta etapa de la vida".
A su turno, la abogada e investigadora del Conicet María Isolina Dabove, manifestó que el objetivo fue poner énfasis en la temática de los prejuicios, "que están muy arraigados en relación a la vejez y cómo estos afectan los derechos de las personas mayores. Hay muchos prejuicios que implican asociar de manera acrítica, vejez con enfermedad, con pasividad, falta de deseo e incluso hasta con falta de erotismo, vejez con inutilidad, costo social, todo y más de lo que solemos vincular con esta etapa de la vida", expresó.
Consideró también que los prejuicios se podrían contrarrestar "con educación, con el cambio del lenguaje, no hablar de abuelos ya que si no tienen nietos, no lo son. Son personas mayores, eso es un primer gran cambio. Otra es educar en una cultura de envejecimiento activo y saludable, a nivel de política pública, y luego, en la incorporación de los derechos que hoy rigen en la Argentina y en América, gracias a la Convención Interamericana de Derechos Humanos de las personas mayores".
Sobre el final, dijo que "una persona mayor sufre una discriminación múltiple, primero porque es vieja, después si es mujer, aumenta con ello las posibilidades de invisibilización y desprecio. Si le sumamos que esa persona pertenezca a una comunidad indígena, más se agrava. Más si agregamos el dato genérico de la pobreza que contribuye aún más a la discriminación. Es decir que, de todos los sectores o grupos de población que sufren discriminación, la vejez es la peor", concluyó Dabove.