La intervención del Gobierno nacional en Vicentin dividió a dos ciudades hermanas en las que la agroexportadora tiene presencia: Avellaneda y Reconquista. Mientras que la primera se convirtió en la abanderada de la resistencia, el intendente de la segunda apoyó activamente la medida nacional.
"Queremos que la empresa Vicentín se vuelva a poner de pie, que siga produciendo trabajo en nuestra Reconquista", dijo el intendente de esa localidad del norte santafesino, Amadeo Vallejos. "Queremos que siga siendo parte del motor productivo de nuestra ciudad, de nuestro norte, de nuestra provincia y de nuestro país", agregó.
Estas declaraciones del peronista se produjeron luego de que recibiera en la Casa Municipal a los miembros de la delegación nacional que arribó a la región, encabezadas por el subinterventor designado de Vicentin, Luciano Zarich. Allí almorzó la amplia comitiva, luego de que el personal de la planta le negara el ingreso a las instalaciones centrales ubicadas en Avellaneda.
Precisamente ambas localidades están casi pegadas, solo divididas por el arroyo El Rey. Pese a la cercanía, la postura de uno y otro lado de la orilla fueron muy dispares. "Se están robando 90 años de historia, de sacrificio", dijo por su parte el mandatario de Avellaneda, el radical Dionisio Scarpin. "La deuda se paga con trabajo, no así. Vamos a hacer todo lo posible para frenar la expropiación", agregó.
Fue allí donde se congregó una multitud que marchó en contra de la intervención e intento de expropiación de parte de Nación.