A las enormes secuelas físicas y psicológicas que sufren las víctimas de violencia de género, se le pueden suman otros padecimientos como la pérdida del hogar. Ante la negativa del violento de irse, muchas veces son las madres las que deben abandonar la vivienda junto a sus pequeños hijos.
De acuerdo a datos del Observatorio de Políticas de Género provincial, durante el primer cuatrimestre 65 mujeres y 124 chicos de diversas edades debieron ser reubicados en algunas de las casas que integran la red provincial gestionada por la Subsecretaría de Género provincial.
A ellas llegan a partir de una derivación de algún área de la mujer municipal, denuncias en comisarías, juzgados o a través de alguna ONG especializada en la materia. "Se trata de personas con riesgo de vida por violencia machista, que se quedaron sin vivienda y sin nadie que las pueda contener", contó Gabriela Sosa, titular del área.
"Deberían ser los agresores los que tendrían que abandonar la casa, porque además la mujer está asistida por la ley para tener una vivienda propia junto a sus hijos, pero lamentablemente esto muchas veces no se cumple", lamentó Sosa en diálogo con Vía Rosario.
La funcionaria destacó que la Provincia hoy cuenta con una casa propia y acuerdos con otras 15 (municipales, comunales o de alguna ONG) que en total disponen de 156 plazas para atender estos casos, aunque a la brevedad se sumarían diez más. Además ponderó la creación de más de 150 áreas de la mujer en Santa Fe en los últimos dos años.
"Se les brinda alojamiento por espacio de tres meses, y luego se trabaja en la recomposición del regreso a su lugar de pertenencia o a alguna nueva locación. Lo hacemos junto a un equipo interdisciplinario para que las víctimas puedan continuar de la mejor forma posible su vida", explicó.
