Después de que tomara trascendencia pública que un sacerdote, en un hecho inaudito en la diócesis, le pegara una piña al Obispo de San Rafael, los detractores de prelado decidieron apoyar al cura.
Hay quienes reconocen dentro del clero que la agresión del padre Camilio Dib hacia monseñor Eduardo María Taussig fue un “hecho grotesco, inusitado” de parte de alguien que “fue siempre buen sacerdote, pacífico y jamás demostró tener un temperamento agresivo”, afirmaron.
Es así que trasladan parte de la responsabilidad hacia las actitudes “autoritarias y de persecución a los sacerdotes” que tomó el prelado con quienes no comparten las disposiciones que adoptó como el tener que dar la comunión en la mano, solamente, como medida preventiva contra el coronavirus y el cierre del seminario Santa María Madre de Dios, en San Rafael.
“El enojo de los laicos y el padre no salió de la nada”, comentó una persona cercana al sacerdote.
En las redes sociales también salieron a apoyar al cura Dib. Frases como “estamos con usted padre, no afloje” o “fuerza padre cuente con nuestras oraciones” son algunos de los mensajes que están dando vuelta.
Tras la agresión del sacerdote, el obispo Taussig partió a Buenos Aires para pasar la Navidad con su anciana madre y de paso tomar distancia de un conflicto que lo tiene a mal traer desde junio y lo volvió blanco de caravanazos, manifestaciones en la sede del obispado, pedidos de renuncia y el ya famoso escrache en Malargüe (por el que sancionaron inicialmente al sacerdote haciéndolo responsable como instigador de ese hecho), y que terminó reuniendo al prelado y el cura el lunes pasado, día en que se produjo la agresión.
En tanto el sacerdote fue sancionado automáticamente por el ataque y mientras avanza un proceso canónico en su contra, está suspendido para ejercer el ministerio sacerdotal en público o privado.