Fue durante la Navidad pasada, a eso de las 6.30 de la mañana, cuando en una vivienda sanjuanina una familia descubrió el calvario que vivía una niña de 12 años a causa de su padrastro. Fue la mujer de la casa quien en plena madrugada sorprendió a su pareja, con quien convivía desde hace cuatro meses, besando a su hija menor. Fue un escándalo, según publicó Diario de Cuyo. Insultos, golpes e intento de femicidio. El sujeto de 28 años, de apellido Brizuela, terminó en la calle, denunciado y en un calabozo del Servicio Penitenciario de Chimbas.
Esa noche los niños de la casa dormían y el acusado, bebía y escuchaba música fuera de la casa con el padre de su novia y un amigo, un vecino que se acercó a celebrar las fiestas. Después de un largo rato se fue a dormir, pero antes de llegar a su habitación se dirigió a la pieza de los chicos. Allí se arrodilló y besó a la niña, sin imaginarse que su pareja iba descubrirlo.
Lo que vino después fue tormentoso tanto para la menor como para su madre. Se armó una discusión con ribetes violentos. El sujeto tomó una cuchilla de afeitar y comenzó a cortarse los brazos. Luego intentó herir a la mujer, diciéndole “vos a mí no me dejás”. No conforme, la tiró sobre la cama e intentó asfixiarla. “Antes de matarme yo, te mato a vos hij de p...”, le exclamó.
La niña terminó confesando todo a los parientes y el caso culminó en el centro ANIVI. Allí, la víctima contó que su padrastro la manoseaba. El sujeto terminó en la calle en medio de golpes y amenazas, más tarde fue detenido.
Hoy está en el Penal de Chimbas, lo que será su lugar por un tiempo más. El juez Guillermo Adárvez lo procesó con prisión preventiva por el abuso sexual con acceso carnal agravado por la situación de convivencia con la menor. La declaración del médico legista, quien constató que la niña presentaba lesiones propias de un acceso carnal, fue clave para esa decisión. Además el informe de los psicológicos también fue otra prueba que complicó a Brizuela.