En octubre del año pasado un dolor en su mano derecha desató una verdadera pesadilla en la vida de Ignacio Pérez, un ciclista oriundo de Villa Dolores pero instalado desde hace varios años en San Juan. Los estudios le detectaron trombosis y sufrió la amputación de cuatro dedos de su mano derecha, según los médicos, la única salida para escaparle a la enfermedad tromboembólica venosa. Pero pudo salir adelante y hoy, después de un año, volver a subirse a una bicicleta gracias a una prótesis que le construyeron alumnos de una escuela pública de la provincia mendocina.
"Nunca se me pasó por la cabeza dejar el ciclismo. La mano es funcional tanto como las piernas pero aun así nunca pensé en retirarme. Soy joven y no me imaginaba lejos de la bici. Traté que la situación no me afectara psicológicamente, lógico que también tuve altibajos", contó a Diario de Cuyo.
Tras la operación, Pérez comenzó la rehabilitación para recuperar el movimiento y la fuerza de su brazo. En su cabeza no había otra cosa que retornar a las rutas, sobre todo al Sindicato de Empleados Públicos, hoy uno de los 5 continentales avalados por la Unión Ciclista Internacional. Y volvió, gracias a una prótesis que le armaron en un taller de robótica de la EPET Nº4 de la provincia de Mendoza. "Estoy enormemente agradecido, ahora es como si nunca hubiese perdido la mano. Fue la primera vez desde que comencé en el ciclismo que estuve tan lejos de la bici. Fueron seis meses eternos", señaló.
El cordobés es uno de los tres ciclistas del SEP que más años lleva en el equipo. Llegó a la provincia en 2013 y fue parte de las tres Vuelta a San Juan que ganó el conjunto. Dice estar agradecido a sus compañeros y dirigentes. "El SEP se portó excelente, nunca me desamparó. José Díaz y su hijo estuvieron conmigo siempre y mis compañeros igual. El SEP es mi familia, lo demostraron en el momento más difícil y eso no tiene precio. Espero responder ese apoyo arriba de la bici", explicó.