Salta abunda de leyendas y apariciones espeluznantes, y día tras día vecinos de cada rincón de la provincia denuncian un nuevo hecho paranormal. Este es el caso de Juan José, un hombre de Aguaray, quien confesó haber presenciado el ritual de un grupo de brujas en el medio de un monte.
En Facebook existe una página llamada Tucumán Paranormal, la cual cuenta con más de 70.000 me gustas, y reúne las historias de distintas personas del país. Este salteño envió su relato y el mismo fue publicado, en cuya oportunidad comenta que todo comenzó cuando fue a pescar con un amigo.
“Lo que voy a contarles es una historia que me ocurrió a mí. Soy nacido en un lugar de Salta que se llama Aguaray, está bien al norte de mi provincia casi al límite con Bolivia, es un lugar inhóspito y muy difícil para vivir, aun hoy tiene mucho monte”, redactó.
Junto a su amigo se dirigió al río Itiyuro, un sitio que ellos conocíamos muy bien, o eso creían. Se habían criado ahí y decidieron viajar allá a caballo por la tarde. Como no tenían cañas, pusieron la tanza con los anzuelos con la carnada, lo ataron a un palo y luego lo clavaron en la tierra.
Los caballos fueron agarrados a un árbol, y si bien debían revisar sus cosas de vez en cuando, tenían la posibilidad de recorrer el lugar. Entonces, ambos salteños se dispusieron a caminar para ver si podían cazar algo.
“Habría pasado una hora y media más menos de estar ahí, volvimos para revisar las líneas, y después de hacer eso decidimos volver al campo para ver si cazábamos unas vizcachas y nos fuimos de nuevo. Caminando por el costado del río, hasta llegar a un lugar donde este hace una curva, por ahí entramos al monte y era de noche”, contó.
Bajo la oscuridad, mientras Juan José iba iluminando el camino, vieron un pozo grande, pero de poca profundidad, en cuyo interior algo se movía. Al apuntar hacia allí con la linterna pudieron percatarse de que habían tres personas.
Dos salteños habrían sido testigos de tres brujas o curanderas
Entonces indicó: “Nos dimos cuenta que eran mujeres, por el cabello largo. Estaban casi desnudas, pero tenían como unas túnicas con las que se tapaban. En el medio de ellas habían velas encendidas y de inmediato nos dimos cuenta que eran curanderas o brujas”.
Continuó: “No llegamos a darnos vuelta cuando sentimos una risa que nos hizo doler los oídos. Era muy fuerte. Nos apuramos para llegar hasta la orilla del río y en ese tramo que no era más de 100 metros tuvimos una experiencia horrible”.
Juan José caminaba al frente, pues él era quien iluminaba el camino. Entre tanto, según relató, su amigo iba detrás de él agarrándole del hombro. Mientras huían, esa misma carcajada “muy aguda” empezó a escucharse desde ambos lados del camino.
Terror en Salta: vivieron un hecho paranormal en Aguaray
“En un momento cuando me doy vuelta, porque sentí algo frío, al mirar me di con que no era mi amigo el que tenía su mano sobre mí, sino que era una persona cuyo rostro era como un animal. Sonará extraño, pero la cara era la mezcla de una persona con la de un chancho, grité: ‘soltame’, e insultando corrí hasta la orilla del río”, recordó.
Entonces, Juan José aguardó un momento y comenzó a llamar a su compañero; sin embargo, no obtuvo respuesta. Lejos de que esta pesadilla terminara, al borde del monte pudo ver a las tres supuestas brujas, cada una con una vela en mano y caminando en círculo.
“A está altura de la noche un miedo profundo penetró mi alma”, reconoció el salteño. Por fortuna, en ese momento escucha a su amigo que lo llamó por su nombre dos veces, y con miedo apuntó la linterna hacia aquella dirección, pero el terror continuó invadiéndolo.
“Fue igual a cuando hay 3 o 4 caranchos (se asustan y levantan vuelo). Habían como pájaros grandes y pesados. Pude ver a mi amigo tratando de pararse. Corrí hasta él, estaba llorando, lo ayudé a pararse porque estaba casi paralizado del miedo”, detalló el salteño.
En ese momento se dispusieron a escapar juntos, pero al ir hacia donde estaban sus caballos, vieron que estos se encontraban muertos y llenos de moscas. Ambos sujetos se halaban decididos a salir de allí, pero convencidos de que no atravesarían el monte.
Desgraciadamente, el salteño no terminó su historia. Con un final abierto, lo único que se sabe es que ambos sobrevivieron para contarlo, y que jamás olvidarán esa noche ni volverán a aquel sitio.