Lourdes tenía poco más de dos años cuando le detectaron una leucemia hereditaria de las más difíciles. Tras someterse a medio año de quimioterapia, la pequeña rosarina salió adelante, también gracias al amor de su familia. Es que su hermanita mayor, de seis, fue la que le donó médula ósea que resultó ser compatible, algo que se produce sólo en el 10% de los casos.
Si el gesto de su hermana, el trabajo de los médicos y su valentía le permitieron a Lourdes seguir viviendo, fue el cannabis medicinal el que le dio la posibilidad de realizar una vida normal, terminando con los ataques de epilepsia que padecía a causa de su patología. Este martes, a más de doce años de aquel episodio, la Provincia inauguró la primera plantación de marihuana en un centro de investigación en Monte Vera, concretando un paso clave en la materia.
La historia de Lourdes
Silvina y su esposo se percataron de que algo andaba mal cuando encontraron las sábanas ensangrentadas de Lourdes. Los estudios que le practicaron arrojaron que tenía las plaquetas bajas, y al analizarle la médula ósea se descubrió que tenía leucemia. Corría diciembre de 2009, cuando empezó para la chiquita, de por entonces dos años, y su familia, una verdadera odisea. Había que comenzar el tratamiento cuanto antes, y al otro día de llegar al hospital Garrahan, se inició la quimioterapia.
“Se le hacía la quimio, se bajaba el sistema inmune y en dos de los siete días de la semana se lo volvía a subir. A ella le hicieron seis quimios en seis meses”, recordó Silvina, mamá de Lourdes, quien se contactó con Vía Rosario tras leer la historia de Mariano. Afortunadamente dio resultado, y lo que para muchos chicos puede demandar varios años, en el caso de Lourdes se logró en uno. Al no haber órganos afectados, se pudo avanzar con el trasplante.
“Sólo el 10% de los hermanos son compatibles para donar, y fue bendición que nuestra hija más grande, Lucía, fuera compatible”, manifestó la mamá. No se trata de un simple pinchazo, sino de la extracción de un litro de sangre, para lo cual hubo que prepararla especialmente con hierro, sobre todo considerando que por entonces tenía seis años, y que por ende, era imposible sacarle del brazo. La alternativa fue hacerlo desde la espalda. Tras filtrar la sangre, se la colocaron a Lourdes.
Dramática fue la situación cuando a la semana de la intervención, el cuerpo de la chiquita empezó a mostrar signos de rechazo. Entonces hubo que tratarla con corticoides y esperar la evolución. A los cinco días cinco días todo empezó a normalizarse, pero debieron quedarse en el Garrahan de forma preventiva por tres meses más. Recién a mitad de año pudieron regresar a Rosario, aunque siguieron con controles semanales primero, cada 15 días después, y próximamente cada año.
El cannabis medicinal
“Antes del trasplante, Lourdes tuvo un fuerte ataque de epilepsia que le duró 40 minutos y le lastimó el cerebro. Después sufrió otros dos, aparentemente por falta de oxígeno”, dijo y añadió que esto se debe a que las lesiones en el cerebro tardan mucho en sanar. La posibilidad de que tuviera otros episodios similares en la escuela o con sus amigas, lejos de su familia que sabía cómo tratarla, eran de un gran riesgo, y le impedían llevar una vida normal.
“Desde hace dos años está siendo tratada con cannabis medicinal, y desde entonces está perfecta”, reconoció. Tan sólo un mililitro a la mañana y otro a la noche le alcanza para estar bien. Esta medicina viene de Estados Unidos y cuesta u$s500 el frasco, que en su caso cubre la obra social y le demora 15 días. Pero no todos cuentan con ese beneficio, y en algunos casos deben aguardar varios meses o directamente no pueden acceder a ella.
“Me contactan mamás con chicos autistas para conseguir el cannabis medicinal, otras con hijos con síndrome de down, realmente sirve para muchísimas patologías y aporta un gran alivio tanto a los nenes como a las familias”, cerró.
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