Fueron imputados por asociación ilícita, juego clandestino, usura, lavado de activos, estafa y encubrimiento agravado seis integrantes de una banda, liderada por el empresario y financista Yalil Azum, quien tiene una oficina en el microcentro rosarino.
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Este miércoles finalizó la audiencia imputativa a Azum, acusado de ser jefe de la gavilla, mientras que en carácter de organizadores se imputó a Lisandro S. y Marina G., y como miembros a Alejandro A., Maximiliano G.D.G., Ivan G.
Los fiscales Viviana O’ Connel, de la Unidad de Investigación y Juicio, y el Alejandro Ferlazzo, de la Unidad de Homicidios Dolosos de la Fiscalía señalaron que la organización criminal administra diversos negocios, entre ellos una plataforma de juego en línea, alquileres y compra/venta de vehículos e inmuebles, y una flota de taxis que forman parte de la operatoria de blanqueo de capitales provenientes de actividades delictivas como el narcotráfico, entre otras.
Indicaron que “los investigados cuentan con relaciones en diversos estamentos del Estado, con acceso a protección policial y política a nivel nacional, por lo que el poder no solo adquisitivo sino de las relaciones coloca a esta organización en un marco de extrema complejidad, entendiendo también la importancia de resaltar los recursos con los que cuenta la misma”.
Según los fiscales, las actividades ilícitas comenzaron entre 2016 y 2017, cuando inició una investigación por parte de la Unidad de NN de la Fiscalía de Rosario basada en escuchas telefónicas, testimonios, entrecruzamiento de datos y otras evidencias, de la que surgen una serie de actores vinculados a la venta de estupefacientes, homicidios, lesiones mediante la utilización de armas de fuego, amenazas, entre otros tipos de delitos penales.
De dicha investigación se desprende que Azum se dedicaba al lavado de activos: prestaba dinero, comercializaba autos, e inclusive manejaba e invertía el dinero producido de las diferentes actividades ilícitas. Su patrimonio fue creciendo exponencialmente, y adquirió múltiples departamentos tanto en la provincia de Santa Fe como en la de Córdoba. A su vez, a la par de su crecimiento económico, presentó un ascenso “social”, obteniendo contactos y relacionándose con diversos sectores a los fines de poder evadir los inconvenientes que conllevan su actividad ilícita.
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Yalil Azum se vinculaba con un referente de la barrabrava de Newell’s, Ariel Tubi Segovia, a través de su hermano Alejandro, quien trasladaba las órdenes y realizaba los cobros. El resto de los imputados ocupaban segundas líneas de la organización, haciéndose cargo de diferentes negocios ilegales. Todos compartían una oficina de trabajo ubicada en San Lorenzo al 1000 de Rosario, donde funcionaba una financiera, donde se otorgaban préstamos usureros.
Por otro lado, se imputó a Azum por haber ayudado a Emiliano “Jija” Avejera por haber ayudado a eludir la investigación por el homicidio agravado de Jonathan Funes, por el cual fue condenado. No sólo le dio alojamiento en Córdoba, sino que además se encargaba de mantener el vínculo con su grupo familiar y brindaba los contactos directos para mantener los negocios ilícitos que Avejera desarrollaba.
El Juez de Primera Instancia Dr. Leiva tuvo por formalizada la audiencia imputativa y dictó la prisión preventiva efectiva para todos los imputados por el plazo de ley, exceptuando a Ivan G., a quien se le otorgó -a pedido de Fiscalia- alternativas a la prisión preventiva con las siguientes restricciones: constituir domicilio, firma semanal en la oficina de gestión judicial, prohibición de contacto o acercamiento por cualquier medio al lugar de los hechos. Por su parte se dicta por a disposición conjunta del Juzgado Federal N3 y del colegio penal de primera instancia de Rosario a Roberto A., y Alejandro Azum.