"Desde el miércoles pasado la familia nos pidió que mantengamos el estado de Isabella en reserva", se limitó a decir Lorena Botta, directora del Hospital Provincial, en contacto con Vía Rosario, al ser consultada sobre las condiciones de internación de Isbaella Amaral, que días antes había sido alojada en el nosocomio en medio de un inedito operativo que incluyó el derribo de una pared para sacar a la joven de su casa.
Sin mayores detalles sobre los elementos que gravitaron en el fallecimiento de la la paciente trans que sufría de obesidad mórbida, Fernanda, amiga de la fallecida, se limitó a decir ante las cámaras de Canal 3 que "no tenemos ningún lugar que esté preparado para asistir a personas que se encuentran en condiciones similares a Isabella y se gastaba mucha plata para tenerla en la casa. Ella no es la única en esta situación".
Botta había sido clara al momento de la última internación de Isabella en el Provincial, al plantear que el centro de salud tiene un área para hiperobesos, pero que la cama disponible no soportaba el peso de la joven.
Razón por la cual se había preparado un sitio en el shock room de la guardia para recibirla. Allí estuvo los últimos diez días de vida.
Si bien Isabella y su familia hace casi dos años venían exponiendo falta de asistencia del Estado, la versión se contrapone con lo postulado por los funcionarios, que debido a las condiciones que presentaba la paciente, habían decidido tratarla mediante un régimen de atención domiciliaria.
De hecho el área de Salud colaboró en la construcción del cuarto acondicionado dentro de su vivienda en el que Isabella pasaba sus días.
"Ella ya no daba más, su peso impedía a los médicos llegar a los órganos y operarla", mencionó Fernando, que reclamó un centro especializado para tratar la dolencia.