Si empezar la facultad es todo un desafío por el enorme cambio respecto a la secundaria, hacerlo en forma virtual por la pandemia lo es mucho más. Clases por videoconferencia, trabajos prácticos por WhatsApp con compañeros a los que nunca viste y consultas en foros se volvieron parte de la rutina diaria de los estudiantes, que en líneas generales, lograron adaptarse a la nueva coyuntura. No obstante, también hay quienes no se terminan de acostumbrar, chicos que decidieron volver a sus localidades para evitar el sinsentido de pagar un alquiler sin poder ir a clases y otros que directamente decidieron dejar todo y empezar de cero cuando pase la pandemia.
Abril está en el primer año de Ciencias Económicas en la sede de San Nicolás de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Logró completar los cursillos de febrero, pero cuando iba a arrancar el cursado de la carrera propiamente dicha se encontró con la cuarentena. "Empezamos a tener clases virtuales de dos horas, más cortas que las presenciales que iban a ser de cuatro", comentó a Vía Rosario.
Si bien la mayoría de ellas transcurre sin inconvenientes, confesó que algunos profesores parecen no llevarse muy bien con la tecnología. "A algunos se les congela la pantalla o se olvidan de cambiar la diapositiva y nos quedamos las dos horas viendo lo mismo, u otros te pasan de a 15 a la vez y no llegás a ver nada", contó.
WhatsApp y Zoom, herramientas de estudio
Para estar al día, enseguida fueron armando con sus compañeras grupos de WhatsApp, de los que forman parte muchas personas a las que no conoce más que de nombre. "Hacer un trabajo práctico grupal es complicado, porque al no poder juntarnos, nos desencontramos. Por ahí uno avanza más que otro, nos pisamos, o no sabemos quién está haciendo tal o cual cosa", señaló.
A la hora de la evaluación, también hay diferencias con el régimen presencial. La metodología más usada en parciales es la del múltiple choice que hay que completar en cierto tiempo, lo que permite consultar los apuntes pero muy rápidamente. Para los finales, algunos usan la aplicación Zoom, habilitando la videocámara y teniendo que mostrar previamente todo el lugar de estudio para controlar que el alumno no cuente con ningún "machete".
Alexandra estudia primer año de Cosmetología en la Universidad Gran Rosario, y se mostró sorprendida por el nivel de organización para sortear los escollos de estudiar en pandemia. "Cursamos dos veces por semana y esos días nos suben todo el material, que queda disponible toda la semana para hacer un trabajo práctico. Después tenemos clases de consulta y una videoconferencia adelantándonos el material que se viene para conocerlo de antemano", enumeró.
La evaluación también es con múltiple choice, con la posibilidad de promocionar a quien saque 9 o 10, y hacer examen oral virtual al que obtenga una nota menor. "Este cuatrimestre tenemos una clase práctica que en forma presencial es con un tutor y un paciente, pero ahora será todo por videocámara. Creo que será más complicado y allí si se notará la diferencia de cursar virtualmente", comentó.
Desánimo y deserción
Admitió que a muchos ingresantes les ha costado hacerse el hábito de sentarse y estudiar, lo que ocurre siempre que se ingresa a una universidad, pero ahora potenciado porque en muchos casos se requieren de más horas para compensar la menor interacción con docentes y compañeros para evacuar dudas. "Tengo un conocido que estudiaba kinesiología que no se adaptó al sistema de cursado virtual, se le hizo muy difícil entender y terminó dejando", confesó.
Laura, presidenta del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR admitió que muchos alumnos de esa casa de estudios dejaron el cursado. "Vemos más desánimo porque no es lo mismo lo virtual que lo real, sobre todo en carreras relacionadas con la medicina donde el contacto es esencial. También esto agudiza las desigualdades y esto se traduce en más deserción", analizó.
Destacó que se ha mejorado el sistema de becas, otorgando algunas para conectividad y asistencia integral, y se congeló el precio del comedor universitario. Además, se logró organizar un sistema de evaluación vía la app de Google Meet mediante el cual lograron que la mitad de los 4000 estudiantes de Medicina pudiera rendir sin problemas, y el resto lo hará a la brevedad.
Así y todo, algunos jóvenes no pueden seguir este ritmo y abandonan el estudio. Otros en cambio optan por rescindir el contrato de alquiler y seguir cursando, pero desde su localidad de origen. "Con lo caro que es llegar a fin de mes, para muchos no tiene sentido seguir con todos los gastos si pueden cursar virtualmente desde sus casas. Más allá de eso, nosotros hacemos todo el esfuerzo para que el año no se pierda", cerró.