Sofía Martínez, oriunda de Santa Cruz, con solo 8 años comenzó su emprendimiento de venta de helados hace dos años afuera de su hogar. Con ayuda de la madre, cada día hace 100 de estos y con una gran variedad de sabores.
La iniciativa nació cuando se le rompió su Tablet. Como en su casa viven en una situación económica compleja, se le hacía difícil arreglarla o cambiarla. De esta manera, y tomando el ejemplo de su madre Romina, emprendedora y responsable de hogar, decidió hacer helados caseros y venderlos.
Primero juntó la plata para comprar todo lo que necesitaba para su emprendimiento. Una vez que lo consiguió, trasladó sus productos al patio de adelante de su casa, en el barrio Evita de Río Gallegos.
El objetivo se cumplió: juntó su propio dinero y logró arreglar el equipo. En diálogo con Radio LU12 AM680, la niña contó que le resulta difícil hacerlos, pero con ayuda de la madre arranca a las 2 de la tarde y hace unos 100 helados por día.
“Hay de varios sabores, desde frutilla, vainilla, dulce de leche, chocolate y los que más piden son los de dulce de leche”, agregó en la entrevista, y entre risas admitió que su hermano de cinco años le saca algunos helados a escondidas.
¿Quién es la madre de la pequeña de 8 años que vende helados en Río Gallegos?
Romina, además de ayudar a su hija a vender helados, es vendedora ambulante. No obstante, afirmó haber trabajado de todo a lo largo de su vida.
Un día Sofía no consiguió vender ningún helado y su madre publicó su emprendimiento para que se difundiera, y así fue. “Siempre colaboro con gente que necesita ayuda”, explicó. Juntó varias cosas que tenía para hacer trueque con distintas personas con el fin de que le compren helado a su hija.
“Eran cosas que tenía en mi casa, yo siempre dono cosas, trato de ayudar a los demás y a mí me donan un montón de cosas también para que ayude. Siempre posteo que regalo cosas, ahora por ejemplo tengo una bicicleta rodado 12 que me dieron, estaba tirada y me la dieron para que vaya para algún niño”, sostuvo.
De esa misma manera ayudó a su hija también con el fin de que “esté contenta e incentivada para tener su plata, porque con eso se compra sus cosas”, las cuales a veces Romina no puede pagar.
Sofía fue criada con muchos valores, sabiendo que hay que trabajar para conseguir algo y no hay que esperar nada de nadie. Asimismo, alienta a sus hijos: les explica que pueden salir adelante con cualquier cosa.
La pequeña emprendedora se ubica en el patio delantero de su casa. Tras la publicación de la madre, mucha gente se acercó a comprar. Romina trabaja todo el día y eso es algo que su hija Sofía ve y toma de ella para ayudarla.