Un verdadero escándalo se vivió a la vera de la ruta 34, cuando un clásico de la Liga Rafaelina de Fútbol terminó verdaderamente mal. Cuando el local, Ferro, terminaba de empatar de penal ante Peñarol 1 a 1, una situación dentro del campo de juego primero desató la furia de los hinchas y la represión policial más tarde.
Peñarol ganaba con gol de Gabriel Leguizamon de penal, a los 16. Veinte minutos después, también por la pena máxima, Alejandro Rabellino puso la igualdad.
Lo primero que se vio es algo común en las canchas: el arquero y el goleador cruzaron miradas y algo más. Y después el resto de los compañero se sumaron. Hasta ahí, todo controlable.
Pero, la hinchada de Peñarol ingresó al campo de juego. La policía acudió a seguir impidiendo que esto ocurra: mientras iban a la zona que da al Bv. Roca, la hinchada local hacía lo propio del lado sur, pese a la solicitud de sus jugadores de que no lo hagan.
Todo fue escalando hasta que la policía decidió que lo mejor era sacar a la hinchada de Peñarol a balazos de goma del estadio. Situación que se dio primero con los jugadores todavía en el campo de juego y luego, con la gente cruzando la ruta, bajo la lluvia.
Después, las imágenes se replicaron en las pantallas de los celulares.
Desde lo deportivo, el partido está suspendido. Desde lo social, este “nuevo clásico” de la Liga dejó un nuevo debate acerca de la seguridad en los espectáculos deportivos.