Un vecino de Rosario del Tala sufrió un accidente en su moto desde ese momento tiene que moverse en silla de ruedas, pero su salud se complicó y está internada. El hombre no sabe leer y mientras espera ser operado, una docente jubilada le da clases.
Se trata de Gustavo López, tiene 42 años y hace varios meses se dedicaba a la jardinería e intentaba hacer todo lo que le pedían para ganarse la plata de manera digna, según cuenta UNO. Pero cuando chocó contra un árbol todo cambió, no podía seguir con sus changas ya que estaba en silla de ruedas.
Fue atendido en el hospital San Roque de su ciudad y luego trasladado al San Martín de Paraná hasta que le dieron el alta. Su ex mujer lo recibió pero vivía en condiciones precarias, lo que complicó su estado de salud: perdió peso, sufrió una infección y tuvo que volver al centro de salud.
Ahora espera que llegue la prótesis para su pierna y empezar la rehabilitación para volver a caminar, que sería dentro de unos seis meses. Pero lejos de quedarse con los brazos cruzados, Gustavo va en busca de un sueño: aprender a leer.
"Fui hasta 1° grado nomás y no pude seguir. Mi familia me dejó en un hogar cuando era chico, me fui de ahí y me crié en la calle", detalló el hombre y agregó: "Quiero aprender a leer. Sabía algo, pero me fui olvidando. Conozco todas las letras, lo que me falta es saber cómo unirlas para formar las palabras".
El entusiasmo del jardinero fue tan grande que llegó a oídos de una docente jubilada. Silvia Frigo estuvo al frente de un aula por más de tres décadas, pero hace tres años que "colgó el guardapolvo".
La mujer se enteró de la situación de López gracias a un grupo de ex alumnos que ahora son enfermeros y la vocación no le permitió mirar para el costado. Y así fue como en diciembre tuvieron la primera clase.
"Empecé a ir al hospital a enseñarle, pero en verano le di vacaciones. En esos días lo llevaron al hospital San Martín, en Paraná, para una revisación mientras esperan que llegue la prótesis que precisa. Lo estuve llamando para que esté acompañado, y ahora retomamos de vuelta las clases", dijo la maestra que resaltó las "ganas de aprender" de López que en tan poco tiempo "aprendió muchisimo".
Para sorpresa de Frigo, Gustavo era quién le cortaba el pasto en su casa. Al tanto de la situación que atraviesa su alumno, además de darle clases, juntó ropa, le lleva comida casera y, junto a otras mujeres, comenzaron a tramitarle el cobro de una pensión. También le buscaron un lugar par que viva cuando reciba el alta.
"Él no tiene a dónde ir ni una familia que le pueda dar alojamiento. Por eso empezamos a ver qué se podía hacer", contó la mujer y señaló: "Desde la Municipalidad me dijeron que me contacte con un grupo que estaba gestionando lo mismo. Una señora le está guardando unos muebles que ya no usa para dárselos cuando se vaya del hospital".
Silvia es viuda y sus hijos no viven más con ella en Rosario del Tala por lo que esta nueva "tarea" le "reconforta el alma". Pensando en el futuro de su alumno, le ofreció hacerce cargo del mantenimiento de los plantines que ella junto al grupo de mujeres refaccionaron en el centro de salud y él aceptó encantado.
Ahora, están pidiendo donaciones de plantines para poner en el patio de los niños del hospital San Roque.
"Estoy con el tema de las plantas y ahora hago lo que puedo con mi silla de ruedas. Esto me levanta el ánimo, pero extraño poder seguir trabajando con mis herramientas como lo venía haciendo. Eso es lo que quiero hacer cuando me operen y pueda caminar de nuevo", remarcó Gustavo.
Al mismo tiempo reconoció que no saber leer le cerró las puertas en algunas oportunidades y hasta lo marginó. Es por eso que ahora junto a Silvia quiere aprender y progresar.