El efectivo del Servicio Penitenciario Provincial de Misiones acusado de abuso sexual, Eduardo Iván Coito (38), está prófugo de la Justicia luego de que su pareja lo denunciara ante la Comisaría de la Mujer por el mismo motivo. Las víctimas son dos niñas de 9 y 11 años, hijas de la denunciante.
Según relató la mujer, su hija de 11 años le pidió charlar y en ese momento, aprovechando que el acusado descansaba, le detalló el infierno que vivía cuando se quedaba a solas con el sujeto. La pequeña le preguntó a su mamá cómo podía darse cuenta de que estaba siendo abusada y eso bastó para que automáticamente la mujer lo echara de la casa.
Junto a su hija mayor y la beba que tuvo con el hombre se dirigió hasta la casa de su madre, donde se hallaba la otra niña de 9 años. Tras dialogar con ella, confirmó lo peor: el degenerado abusó de ambas y las amenazó con hacer lo mismo con la beba si ellas hablaban.
Al día siguiente de radicar la denuncia, la mujer fue hasta el juzgado donde le habían indicado que tratarían el caso pero nada encontró. Manifestó que nadie supo contestarle en qué había quedado la denuncia y ella continuaba con miedo de que su ex pareja regresara a la vivienda.
Recién tres días después formalizaron su acusación y el expediente llegó hasta el Juzgado de Instrucción n°2 de Oberá, a cargo del magistrado Horacio Alarcón. Éste ordenó entrevistas con el psicólogo y una declaración formal de la madre y las víctimas. Asimismo, solicitó la inmediata captura de Eduardo Iván Coito pero el sujeto desapareció y creen que huyó hacia Brasil.
Hoy el penitenciario debe enfrentar la acusación por abuso de menores agravado por el vínculo, mismo delito por el que fue señalado en 2010 pero que desafortunadamente terminó sobreseído. La jueza que en ese entonces le otorgó la libertad era Alba Kunzmann de Gauchat, quien ahora tomó licencia médica.
La primera denuncia en 2010 fue por el presunto abuso a dos niñas de 9 y 11 años, quienes visitaban al pequeño hijo del suboficial, su vecino, para jugar. En ese entonces el hombre convivía con su primera familia. Más adelante otra vecina del barrio lo denunció por el mismo motivo, luego de que atacara a su hija menor.
Los padres de las niñas que hace casi diez años denunciaron a Coito, se pusieron a disposición de la Justicia y de los nuevos casos para ayudar a las víctimas. Una de las menores abusadas, que hoy tiene ya 18 años, sostuvo que inclusive está dispuesta a declarar.