Opinión: "Hoy el futuro está de paro" por Gisella Barbieri.

La distribución territorial de las nuevas Universidades, permitió ampliar la base de llegada de la oferta de Educación Superior, al tiempo que logró el vínculo con la mayor demanda que genera el haber convertido en obligatoria a la Educación Secundaria.

El ajuste que viene ejecutando tiene consecuencias evidentes en el corto plazo e imprevisibles para el mediano y largo.

En este sentido, en el mes de marzo se anunció un recorte sobre el presupuesto aprobado de tres mil millones de pesos. A ello se suma, un atraso de casi seis meses en la transferencia de las cuotas que están destinadas a los gastos para el funcionamiento de las Universidades que van, desde el pago de la luz hasta insumos para los laboratorios. Asimismo, la devaluación agrega otra complicación, ya que produce un desfasaje puesto que las compras de equipamientos de los mismos se realizan en dólares.

A este escenario, hay que agregarle las condiciones salariales de los docentes y trabajadores universitarios que aún no han logrado un acuerdo en la Paritaria y que están lejos de llegar a uno satisfactorio.

Esta apremiante situación, ha llevado a que 57 Universidades Públicas decidieran no comenzar las clases luego del Receso Invernal, y en las últimas semanas se movilicen, visibilizando en las calles la angustiante situación, a través de diferentes dispositivos como “clases públicas” y “abrazos simbólicos” en los cuales han participado activamente los distintos claustros, esto es, Estudiantes, Docentes, No Docentes y Graduados.

Si bien el diagnóstico de la coyuntura es preocupante, más lo es, la concepción sobre las Universidades Públicas que tiene el gobierno de Macri, para quien, lejos de ser una inversión, constituyen un gasto público ineficiente o, como lo escibió en su Instagram , un privilegio.

La Universidad en nuestro país se ha fundado y refundado en las luchas y se ha constituido en un derecho, no sólo de algunos, sino de su Pueblo.