Llega la época de las fiestas y los fuegos artificiales, para muchas personas, parecen ser una buena opción para celebrar a la medianoche. No es así el caso de las personas que padecen TEA (Trastorno de Espectro Autista).
El Trastorno del Espectro Autista es una condición que dura toda la vida y que altera la capacidad de una persona para comunicarse y relacionarse con otros.
El festejo con fuegos artificiales para estas personas es un momento de mucho sufrimiento, ya que una de las principales características de estos niños es que padecen un desorden del procesamiento sensorial, tienen los sentidos exacerbados, y especialmente el oído, por lo que perciben los ruidos de manera aumentada.
La pirotecnia les genera un alto nivel de ansiedad y estrés que incluso puede causarles crisis, episodios en los que se ponen muy tensos, lloran, gritan, se tapan los oídos desesperadamente y en algunos casos pueden llegar hasta a autolesionarse o presentar convulsiones
Es por eso que la organización “Autismo Mendoza” a través de las redes sociales comenzó a difundir los efectos de la pirotecnia provocados en las personas que padecen esta condición.
Muchas familias con niños con autismo buscan estrategias para protegerlos, preparándolos con antelación durante días o buscan sitios alejados para pasar las fiestas y así evitar exponerlos a los ruidos, lo cual no siempre es posible.