La declaración final de la Reunión de ministros de Educación del G20, celebrada este miércoles en Mendoza, reafirma el papel de la educación como un motor clave para el desarrollo sostenible, reconociendo la necesidad de posicionarla "en el centro de la agenda global".
El documento
El documento, consensuado por todos los países miembro e invitados, repara en el "poder transformador y la naturaleza transversal de la educación", que la convierten en una herramienta esencial para abordar los desafíos globales y contribuir a la búsqueda del diálogo, el consenso, la cooperación y la colaboración.
La educación, señalan los ministros, es la base del desarrollo personal, "ya que proporciona a niños, jóvenes y adultos el conocimiento, las habilidades, los valores y las actitudes necesarias para alcanzar su máximo potencial". Al mismo tiempo, agregan, ayuda a reducir la pobreza y a promover una ciudadanía activa, contribuyendo de esta manera a la paz, la inclusión y la prosperidad.
Los representantes de países miembro e invitados reiteraron, asimismo, su compromiso con la Agenda 2030 de Naciones Unidas, afirmando el compromiso de "garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje permanentes para todos".