Cristóbal López no quiere terminar en la cárcel, aunque con cada día que pasa se reducen sus opciones para evitar el colapso de todo el Grupo Indalo.
Sabe que su imperio puede implosionar en cuestión de semanas y desconfía, incluso, de su socio y lugarteniente, Fabián de Sousa. López y Orly Terranova se reunieron en Buenos Aires y allí le comunica que quería deshacerse del Grupo Indalo. "Yo ya perdí. Este gobierno tendrá seis años de continuidad y yo no quiero terminar en la cárcel", le informó López a Terranova, palabras más, palabras menos, según reconstruyó La Nación las últimas dos semanas sobre la base de fuentes empresarias y oficiales. Dijo, textual, "cárcel", como antítesis de su sueño: "Quiero disfrutar 20 años más con mis hijos".
López estaba, cuentan, "destrozado", sólo 18 días después de las elecciones primarias, las PASO.
A partir de ese momento, Terranova convocó a un exejecutivo de Arcor y de Cencosud, Gerardo Molinaro, y al abogado Gustavo Casir para encarar el desafío, mientras que sondeó a la cúspide de la Casa Rosada para tantear las aguas.
Así, tras dialogar con tres altos funcionarios llegó a una conclusión: la operación es, hoy, inviable. ¿Por qué? Porque el Gobierno quiere recobrar los miles de millones de pesos en impuestos que adeuda López; porque el Gobierno no se moverá para facilitar la operación -ni mucho menos le dará más pauta oficial a los medios del Grupo Indalo-.
El panorama es aún más desalentador. El Grupo Indalo podría implosionar "en tres semanas" porque carece de líneas de crédito, falta capital de trabajo y afronta una fuga de gerentes, que sienten que la nave se hunde.
¿Cuál era el plan de Terranova? Armar un fideicomiso con todos los activos del Grupo Indalo, dárselo a la AFIP en garantía de repago de los impuestos adeudados, encargarse de la gestión diaria del holding, arribar a un acuerdo con los acreedores en el concurso, levantar inhibiciones y embargos, vender los activos que no impacten en el flujo de fondos -terrenos, aviones, ciertas empresas- para, de a poco, cancelar esa deuda fiscal, cobrar una comisión del 2% por cada venta y, si sobrara algo tras cancelar toda la deuda, quedarse con el remanente.
¿Qué activos querría retener Terranova? Alcalis de la Patagonia, la constructora CPC y la productora televisiva La Corte, entre otros. ¿Y cuáles no figurarían entre sus preferencias? Los medios de comunicación, que podría vender si aparece algún candidato con una oferta interesante. Y, por lo pronto, el exdueño de C5N y Radio 10, Daniel Hadad, ya se reunió con Terranova, para "informarse".