Este domingo finaliza en San Salvador de Jujuy la Feria de la Alasita, que organizada por la Comunidad Boliviana "22 de Enero", remite a una tradición de fuerte arraigo, el culto al Ekeko, el dios de la abundancia, a quien cada 24 de enero se evoca con la pretensión de cumplir deseos materiales y espirituales.
La Feria en la que se comercializa una gran variedad de objetos en miniatura que representan los deseos a cumplirse, se reedita por tercer año consecutivo en esta capital. Comenzó el viernes en el Centro Cultural "Manuel Belgrano" -el predio de la antigua estación de trenes- y cerrará sus puertas esta noche a las 22:00.
"No pierdan la oportunidad de conseguir lo que quieren para que se les haga realidad, en esta gran fiesta de la fortuna", dijo Melany Huanca, presidenta de la comunidad "22 de Enero".
En la feria se puede comprar no solo objetos en miniatura, sino también el trabajo de artesanos jujeños, y degustar "empanadas típicas y hasta un rico chicharrón", invitó Huanca.
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Tener una casa propia, más dinero, un nuevo automóvil, casarse o recibirse en alguna profesión son algunos de los deseos que están representados en los objetos en miniatura.
Como parte de la celebración, tras ser adquiridos deberán ser bendecidos, explicó Huanca, por "hermanos curanderos que llegaron de Bolivia", todo con el propósito de que lo comprado se cumpla, lo cual también dependerá de le fe con que se realice la adquisición.
"Naturista y espiritista, sahumera, curandera boliviana con experiencia a nivel internacional. Cura casas, autos y personas", según se lee en un cartel puesto a la vista de la larga fila de mujeres y hombres que esperan llegar hasta el puesto de Susana, para hacer bendecir sus ofrendas.
Entre las recreaciones hay miniaturas de billetes dólar y pesos argentinos, alimentos, figuras de parejas, automóviles, casas, motocicletas, animales como un toro, que representa "fortaleza para el hogar" o hasta el mismo Ekeko, que adquiere la forma de un hombre petiso, algo gordo, con rasgos indígenas y vestimenta típica del altiplano boliviano, que en agradecimiento a la Pachamama cargaba todo lo que le había dado.
"Este hombrecito fue el único que daba gracias a la Madre Tierra por todo lo que le había dado en el año, y como forma de agradecimiento cargaba sus productos para mostrarlos. De allí nuestra creencia de que lo que nosotros queremos, él va a interceder y nos lo va a dar", explicó Huanca.
La fiesta de la Alasita, que significa "cómprame" en lengua aymara, es una celebración muy popular en Bolivia, que tiene su día central el 24 de enero, vinculado con el periodo del solsticio de verano.