Como estaba previsto para este domingo, a las dos de la tarde dio inicio en el área del casco histórico de la ciudad la más grande manifestación de fe y tradición que protagoniza la niñez de Jujuy: el Encuentro Provincial y Diocesano de Pesebres, esta vez en su vigésima edición y en el marco del año jubilar por el centenario de la coronación potificia de la santa patrona de Jujuy, la Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya.
Bajo la organización del padre Manuel Alfaro y un numeroso equipo de colaboradores de la parroquia Santísimo Salvador - Iglesia Catedral, la convocatoria tuvo amplia respuesta desde todos los rincones de la ciudad y el resto de la provincia, sumando cerca de 18 mil niñas, niños, adolescentes y jóvenes representando a pesebres de parroquias y particulares.
Así fue como desde el mediodía hicieron su arribo a San Salvador de Jujuy grupos de adoradores procedentes de todas las regiones, trayendo hasta las puertas de la Catedral Basílica cada uno el mensaje de sus comunidades para saludar al Salvador con sus villancicos y sus danzas de cierta raíz folklórica, en la víspera del día de la Epifanía de Nuestro Señor Jesús.
En el atrio del templo mayor de Jujuy fue emplazada la recreación del establo de Belén en el que María dio a luz al Niño Jesús, y ante esas imágenes junto a las de José y los tres Reyes Magos- es que casi medio centenar de pesebres hicieron su paso, con chicas y chicos de todas las edades, desde pequeñitos de cuatro o cinco años hasta jóvenes veinteañeros, todos entonando antiguos versos y nuevas composiciones que celebran el nacimiento y cantan alabanzas al Recién Nacido.
Acompañados por los sonidos de reminiscensias andinas de quenas, sikus, redoblantes y bombos, los adoradores trazaron con entusiasmo las cada vez más elaboradas coreografías, en un tierno espectáculo que el público reconoció con aplausos.
Conforme transcurría la tarde, las delegaciones desfilaban desde las inmediaciones de la Legislatura hasta la plaza Belgrano por calle Canónigo Gorriti, para finalmente hacer su paso ante el pesebre en tamaño real, emplazado en la esquina de las calles Belgrano y Sarmiento, en una continuidad que se extendió hasta la medianoche.
Después de la adoración, danzarines, músicos y coordinadores eran agasajados con un refrigerio servido en dependencias del Obispado, para lo cual hubo benefactores que en días previos acercaron sus donaciones.