Continúa una intensa búsqueda del sumergible que había emprendido una misión para documentar los restos del Titanic en el océano Atlántico. A bordo había cinco personas y las próximas horas serán clave por el suministro de oxígeno que queda en la nave.
Este miércoles por la mañana aviones canadienses detectaron ruidos bajo el agua en el área de búsqueda, como si fueran “golpes”. A partir de este hecho, se reubicaron las operaciones de un vehículo operado en remoto para conocer el origen del sonido.
La compañía que organizaba estos “viajes turísticos” al Titanic en submarino se llama OceanGate y según explica un informe secreto que se filtró en las últimas horas, la empresa había sido advertida reiteradas veces sobre los posibles problemas “catastróficos” de seguridad que podía sufrir la nave.
Los turistas antes de embarcar debían firmaban una exención de responsabilidades que estipulaba que el buque “no ha sido aprobado ni certificado por ningún organismo regulador y podría provocar lesiones físicas, traumas emocionales o la muerte”.
¿Fue un accidente o se podía preveer?
David Lochridge, es el exdirector de operaciones marítimas de la empresa OceanGate. En el año 2018 redactó un informe en el que advertía que el submarino necesitaba más pruebas antes de entrar al agua y que los pasajeros podrían verse en peligro cuando este alcanzara “profundidades extremas”.
Esto se transformó en una demanda que fue presentada ese mismo año en una corte federal de distrito en Seattle. OceanGate demandó al hombre, lo acusó de “romper un acuerdo de confidencialidad” y lo despidió.
Lochridge afirmó que había sido despedido ilegalmente por plantear elementos de seguridad. El caso se resolvió unos meses después de iniciarse con un acuerdo privado.
La advertencia sobre el submarino desaparecido
En 2018 David Lochridge explicaba que la empresa no poseía equipamiento para hacer testeos en el casco de fibra de carbono de 12,7 centímetros de grosor del submarino.
“Esto era problemático porque esta clase de análisis acústico solo identificaría cuando un componente estaba a punto de fallar -a menudo, milisegundos antes de una implosión- y no detectaría fallos existentes antes de someter el casco a presión”, indicó.
El especialista afirmaba que el vehículo fue diseñado para alcanzar profundidades de 4.000 metros, que era donde se encontraba el Titanic. Pero que la ventana de pasajeros estaba certificada para profundidades de hasta 1.300 metros.
En la contrademanda, Lochridge sostuvo que las decisiones de la compañía “someten a los pasajeros a un posible peligro extremo en un sumergible experimental”.
Las escalofriantes experiencias de expasajeros del submarino
En los últimos días, distintas personalidades que utilizaron los servicios de OceanGate para visitar el Titanic sumergido en el fondo del océano.
Mike Reiss, es guionista de televisión estadounidense y viajó en 2022. En declaraciones con la BBC afirmó que la experiencia fue “desorientadora”.
“La brújula dejó de funcionar inmediatamente y empezó a dar vueltas, así que tuvimos que dar vueltas a ciegas en el fondo del océano”, afirmó.
Por su parte, David Pogue, corresponsal de CBS News que el año pasado participó en una expedición de OceanGate, declaró que “varias piezas de este submarino parecían improvisadas. El pilotaje de la nave se ejecuta con un controlador de videojuegos”.
Pogue insistió en que ese tipo de submarinos son “asombrosamente básicos por dentro” y que se trata de expediciones “arriesgadas”.