Jugaba al básquet, falleció por 28 minutos y contó lo que sintió: “Una sensación de...”

A comparación de otros relatos similares, el hombre expresó que su experiencia fue diferente.

Jugaba al básquet, falleció por 28 minutos y contó lo que sintió: “Una sensación de...”
El hombre es australiano.

Las experiencias cercanas a la muerte siempre generan impacto, pero cuando alguien vuelve para contarlo con detalles, la historia se vuelve viral. Eso es lo que ocurrió con Phill Zdybel, un hombre de 57 años que sufrió un paro cardíaco durante un partido de básquet en Australia. Estuvo 28 minutos clínicamente muerto y asegura que vio su cuerpo desde arriba. Su testimonio ya recorre el mundo y no deja de sumar reproducciones, comentarios y reflexiones en redes sociales y medios.

El colapso en la cancha y una serie de milagros

Zdybel, instructor de taekwondo y conductor de taxi para personas con discapacidad, se desplomó de forma repentina en medio del partido. Su hijo Joshua, que estaba en la tribuna, fue testigo de todo. La situación podría haber terminado en tragedia si no fuera porque una enfermera fuera de servicio estaba presente y comenzó con maniobras de RCP.

Es profesor de taekwondo.
Es profesor de taekwondo.

Otro espectador corrió a buscar un desfibrilador, y entre todos lograron sostenerlo hasta que llegó la ambulancia. Pero durante casi media hora, Phill no tuvo signos vitales. Técnicamente, estaba muerto.

“Fue una sensación de liberación”: su experiencia fuera del cuerpo

Lo que Zdybel vivió en esos 28 minutos es difícil de explicar, pero él lo describe como una sensación de paz total. “Mi espíritu se salió del cuerpo. Lo vi todo desde arriba. Fue una liberación absoluta, sin preocupaciones”, contó a Geelong Advertiser.

A diferencia de otros relatos de experiencias cercanas a la muerte, no habló de túneles o luces brillantes, pero sí sintió que “no era su hora”. Algo —que no sabe cómo explicar— le hizo entender que todavía tenía cosas por hacer. Entonces volvió.

Su hijo estaba en la tribuna.
Su hijo estaba en la tribuna.

Lecciones de vida después de “morir”

Su regreso no solo fue físico. Fue también espiritual y emocional. Hoy, Zdybel asegura que ya no se preocupa por el futuro como antes, y que aprendió a disfrutar más del presente. “La vida es corta. Hay que estar agradecidos por lo que tenemos y vivir plenamente”, repite.

Afirma que pudo haber muerto sin que nadie lo notara si el aneurisma le ocurría en otro momento: en su casa, mientras dormía, o manejando solo. “Tuve suerte. Estaba rodeado de gente que actuó rápido”, reflexiona.

Defensor del RCP y los desfibriladores

Desde su experiencia, se convirtió en un defensor activo de la capacitación en RCP. “Es fundamental que haya desfibriladores a mano. Salvan vidas, y yo soy prueba de eso”, enfatiza.

Zdybel pertenece al pequeño porcentaje de personas que sobreviven a un paro cardíaco fuera del hospital. Le colocaron un stent en el Hospital Geelong, estuvo una semana internado y hoy ya volvió a entrenar artes marciales con su hijo. Asegura que su buen estado físico y mental fueron clave para salir adelante.