“La vida no se negocia”, es la consigna con la que las mujeres indígenas por el buen vivir se movilizan el 8 de marzo. “Nos organizamos en diferentes territorios porque somos defensoras de la vida toda”, escriben.
Así distintas comunidades originarias se encuentran en este movimiento para mostrar los padecimientos que viven día a día a partir de la destrucción de la naturaleza que las afecta directamente, los abusos sexuales por parte de criollos y la persecución y criminalización del Estado, la policía y algunos medios de comunicación.
Las mujeres de la Nación Wichi, nucleadas en la ”Organización de Mujeres Wichi Tahñi Le Pak”, alzan “la voz del monte” para defender este espacio nativo de la destrucción por parte de sectores ganaderos.
Ellas vienen reclamando por la posesión de estas tierras en las cuales habitaron sus ancestros. Sin embargo, el conflicto es permanente, ya que distintos sectores económicos del país pretenden instalar sus actividades en la zona, perturbando sus viviendas, relaciones sociales y económicas y rompiendo su cosmovisión sobre la naturaleza y las relaciones de reciprocidad entre habitantes animales, plantas y no-humanos.
Para frenar este avance están sosteniendo un acampe comunitario desde el mes de diciembre. “Ancianas y niñeces son parte poniendo sus vidas en riesgo”, afirman.
Basta de chineo
Otro eje que aparece con fuerza es el freno a la violencia que sufren como indígenas y mujeres Lanzaron una campaña llamada “abolición del chineo” para terminar con los abusos sexuales que sufren por parte de los criollos. Según denuncian “sigue siendo ignorado por las autoridades que deberían estar desarrollando estrategias y protocolos para la prevención de esta práctica criminal y colonial”.
“Esto es un genocidio” y “nos vamos a defender”, afirmó Moira Millán, integrante del Movimiento Mujeres Indígenas por el Buen Vivir.
“Nos están matando a nuestros hijos, a nuestras hijas, a nuestros hijes”, agregó.
“Las infancias Indígenas hoy se encuentran en peligro, porque pierden el derecho de crecer libres en sus territorios, sus voces son silenciadas y sus vidas son arrebatas, están atravesades por la violencia que impone el Estado”, afirman estas mujeres.
“Afectaron la salud espiritual, a nuestros cuerpos, a nuestras familias, a nuestras comunidades, nuestro territorio”, aclaran.
Basta de persecución a las mujeres indígenas
Este 8 de marzo vuelven a exigir la liberación de tres mujeres mapuches junto a sus hijos que se encuentran detenidas injustamente hace cinco meses por defender sus derechos territoriales.
“Tenemos derecho a vivir y sentir libremente nuestra espiritualidad”, afirman.
A su vez, explica que existen medios de comunicación que actualmente” reproducen discursos de odio que nos estigmatizan, generando rechazo y recelo”. “Deberían informar con la verdad y no desinformar”, agregan.
“Queremos que las personas sepan que somos nosotres quienes estamos protegiendo las fuentes de agua dulce, el monte nativo que queda, los cerros que aún no han sido explotados”, finalizan las mujeres.