Es Noelia Romero Pared de 31 años de edad, nacida en la ciudad de Gualeguay en la provincia de Entre Ríos, que desde 2018 batalla educacionalmente para recibirse en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Concepción del Uruguay donde consigue obtener el título tras rendir 13 veces la misma materia. La explicación Universitaria a la oposición que no tiene capacidad intelectual para promocionar y recibirse.
Noelia, quien vive actualmente en Gualeguaychú, padece una discapacidad motriz desde su nacimiento, tras sufrir hipoxia intrauterina, la que le produjo cuadriparesia, una disminución de la fuerza motora en los cuatro miembros.
La última vez que se presentó a rendir fue el jueves 5 de noviembre de 2020, y ocurrió lo previsible: no aprobó. El jueves le pidieron, como parte del examen, que redactara tres escritos para la materia Forense III. No pudo. No puede. Tampoco la Universidad logró empatizar con Noelia: se niega de forma cerrada a cambiar la metodología.
"Cuando Noelia vino a verme, en octubre del año pasado, la Facultad le había tomado ya 10 veces la materia, siempre de la misma manera y la joven nunca pudo pasar ni siquiera la primera parte del examen. Presentamos varias notas solicitando que ese examen contemple las limitaciones que tiene Noelia, que son unas limitaciones físicas muy importantes, pero no hay respuesta y siguen tomándole de la misma manera", cuenta la abogada María Marta Simón, que ahora la representa legalmente.
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No está pidiendo flexibilización de contenido sino que se cambie la metodología de este examen
, en el que se le solicita al alumno que redacte 3 escritos. De las 39 materias que la estudiante tiene aprobadas siempre rindió exámenes orales. Pedimos que en este examen se contemplara el caso y no que ella se adapte al examen. Pero lo único que conseguimos fue un asistente de tipeo o sea alguien que escribe lo que Noelia le dicta. Pero acá lo que se está cuestionando es el examen.
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. Es una cuestión que pasa por las limitaciones tiene, que son motrices y por la forma particular que ella tiene de demostrar sus conocimientos. Una persona no vidente jamás pasaría ese examen. Es lo menos inclusivo que he visto ese examen", expresó Simón.
"Los cambios que pide Noelia, de momento, no son receptados por la UCU y por eso el camino que ahora vislumbran es de ir a la Justicia con un recurso de amparo".
"Ser profesional es para ella una meta. Cuando terminó su secundaria en su ciudad natal –Gualeguay-, con 8,19 de promedio, decidió estudiar en nuestra ciudad (Gualeguaychú) y eligió la UCU. Desde el año 2010 la viene peleando, y es un ejemplo de lucha y de resistencia. Tuvo que atravesar momentos complejos, pero todo en su vida ha sido complejo, todo le ha costado tanto, caminar, moverse, intentar crear y sostener su independencia y autonomía, descubrir y seguir sus sueños, convencerse de que son posibles para ella. Su pelea es diaria y compleja porque se juega en muchos frentes y tiene que sostenerse entera y firme en todos. Bajar los brazos no es para ella una opción. Es una guerrera desde el momento en que se te presenta. Y lucha, contra las miradas de los demás, contra los que ven únicamente la discapacidad, contra los prejuicios que nos atraviesan a todos, incluida a ella y sobre todo a la facultad que eligió. Noelia, en el año 2018 ya tenía aprobadas 39 materias de la Facultad de Derecho. Durante sus cursadas y mientras rendía las materias, enfrentó y sufrió operaciones invasivas, terapias dolorosas y soledades que le pegan duro (su familia vive en Gualeguay, por lo que está cerca, pero también está lejos). Nunca se desalentó, siempre aceptó callada muchas discriminaciones de una institución que considera que la integración plena de una alumna con discapacidad pasa por aceptarla solamente como alumna y permitirle cursar y rendir, que antepone la igualdad a la equidad sin considerar que Noelia no es igual al resto, que arranca con desventajas, que si bien intenta tapar con mirada fuerte y orgullosa y actitud desafiante, allí están, a la vista de todos, para el que quiera y para el que no quiera verlas. Noelia, para alcanzar su sueño, solamente debe aprobar Forense III, una materia de cuarto año, de la que el doctor Maiztegui Marcó, de Concepción del Uruguay, es titular de cátedra. La ha rendido 13 veces en total. Como toda concesión, el 4 de diciembre del año pasado, por primera vez y en cumplimiento de una nota que le redacté (porque hasta la mujer maravilla necesita ayuda a veces), se le permitió tener un ´asistente de tipeo´. En ese examen se le recriminó la nota que presentó pidiendo ajustes razonables para poder rendir. Y se le volvió a tomar el mismo examen, al no poder responder las 15 preguntas exigidas, la reprobó por onceava vez. O sea, la pequeña concesión que habíamos ganado de un asistente de tipeo se volvió innecesaria, nunca pudo aprovecharla. Sentí, como representante de una persona con una seria discapacidad motriz, que el ajuste razonable que dispuso la resolución 125 de la facultad, a raíz de la nota que redactamos, resultó superflua, al punto de parecer un ´maquillaje´ del examen, para hacernos creer que el mismo respetaba los derechos de Noelia como persona con discapacidad ¿Qué sentido tuvo disponer un ´ajuste´ a la forma de tomar el examen de Forense III si Noelia nunca pudo aprovecharlo?. Eso sí: a pesar de estar con náuseas por la situación vivida, nervios, etcétera, no se pudo retirar hasta que no firmó un acta elaborada por el docente titular de cátedra, en el cual seguramente se daba cuenta del ajuste implementado. Durante este año solicitamos la flexibilización de ese examen, básicamente que la forma de tomarle la contemple a ella y no que ella deba adaptarse a una forma de examen que no puede realizar (lo ha intentado trece veces), las dos veces que le volvieron a tomar (el 8 de octubre y el 5 de noviembre) el examen fue el mismo. Esta última vez, como una enorme concesión, se le leyó el múltiple choice para permitirle responder de manera oral (¿realmente UCU cree que esta es la forma de tomar oralmente una materia?). Incluyeron todas las preguntas en las cuales había fallado las veces anteriores, pudo sortear por primera vez ese obstáculo, en un momento creyó que lo había logrado, sabiendo que yo esperaba afuera pensó incluso en avisarme, pero una de las docentes bajó con la otra parte del examen (el anterior le había llevado mucho tiempo, porque estaba preparado en un formato que no era la oralidad o una charla cómoda, sino que intentaba que Noelia se adapte a poder contestar oralmente preguntas de un múltiple choice), el nuevo examen le exigía la redacción de tres escritos. Noelia volvió a desaprobar por vez número 13. Esta vez estaba entera, fuerte, cuando hablamos la que lloraba de bronca e impotencia era yo y la que me explicaba que esta vuelta no se sintió maltratada, que algo habíamos logrado, la que se rio dos veces fue ella. La mujer más valiente y más fuerte que conozco".
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Hay un prejuicio conmigo y con la discapacidad
", había dicho Noelia en diálogo con
. "Incluso hay un prejuicio de toda la Facultad respecto de mi condición", asegura. "Me dicen que no apruebo porque no tengo capacidad intelectual para hacerlo. Pero si fuese así, ese tema habría aparecido antes, cuando empecé a cursar, y no ahora, cuando intento recibirme. Si vos ves mi analítico, te das cuenta de que no es así. Mis notas no son nada diferentes a la de cualquier otro estudiante que podríamos llamar ´normal´. Ellos, al cuestionar mi capacidad intelectual están cuestionando mi capacidad para ejercer la profesión", sostiene la joven entrerriana.