Los casos de coronavirus aumentan y esto hace que la demanda al sistema de Salud sea cada vez más, lo que repercute directamente en los médicos que están hace más de un año en la primera línea de batalla, dándole pelea al COVID-19. Pero a pesar de esto, del cansancio, el estrés y todo lo que atraviesan los profesionales, ponen lo mejor de si para cuidar a cada uno de los pacientes: María del Rosario Escobar, una kinesióloga correntina es un claro ejemplo de esto.
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Es licenciada en Kinesiología y Fisiatría, y hace 25 años que se dedica a la medicina. En este último tiempo sus desafíos cambiaron y los riesgos que afronta también ya que decidió formar parte del personal del Hospital de Campaña de Corrientes que se ocupa de asistir a los enfermos de COVID-19. Y como si su profesionalismo y conocimientos médicos no fueran suficientes, María les canta chamamé a las personas internadas.
Ella sostiene que esto es “parte de su recuperación” y, además sabe que la música cambia el ánimo de quien la escucha, clave en el proceso de recuperación de los pacientes. Antes de la llegada del coronavirus la profesional trabajaba en el Caps N° 2 Emilio Coni del barrio Pompeya, pero con la llegada del virus comenzó a desempeñarse en el Hospital de Campaña, donde no solo hace aportes profesionales sino que aporta una gran cuota de alegría y amor con su canto.
Estar en el equipo que trata a los pacientes infectados fue un “gran desafío”, comentó a Radio Dos, y confesó que se presentó en el centro de Salud “con incertidumbre, temor, y un sin fin de sentimientos” pero que con el correr de los días comenzó a sentirse cómoda tanto en sus tareas como profesional siendo parte de la institución.
En cuanto a cómo decidió cantar a sus pacientes, Marí contó: “Amo cantar, una vez lo hice y note que en la cara de los pacientes fue un cambio para bien, entonces lo tomo como un incentivo como parte de su recuperación y de su mejoría en el estado de ánimo”.
Con la intención de generar un clima mas llevadero, de que los pacientes pasen un lindo momento, la kinesióloga canta chamamé y la sala se llena de aplausos para ella, aplausos de agradecimiento por su dedicación, profesionalismo y por sobre todas las cosas amor por lo que hace.