Nadie, ni el más negativo y pesimista de los hinchas de Talleres, podía suponer un cierre de semestre así. A sólo dos meses de levantar la copa en Paraguay en la final ante River, a este presente en el que toca fondo, con la derrota frente a Instituto que precipitó más la caída.
En este desconcierto de emociones encontradas, Talleres pasó de la euforia de una vuelta olímpica a tachar los objetivos planteados para pelear arriba el 2025. Y completó uno de sus peores torneos en AFA, con apenas dos triunfos. Sólo uno en Córdoba.

Afuera de la Copa Argentina, por la ignominiosa eliminación frente al Deportivo Armenio; al margen una vez más de los playoffs de Copa de la Liga; último en su grupo en Libertadores (si no gana ante Libertad el jueves, se despide); jugadores que de la adoración pasaron ser blanco del “que se vayan todos...”.
En el vértigo de esa montaña rusa de un semetre bipolar, se fue Alexander Medina, quien había retomado el idilio con la gente por el título ante River. Pocos días antes Andrés Fassi lo había entronizado como “uno de los mejores técnicos del fútbol argentino, junto a Marcelo Gallardo”...

Y también un ídolo como futbolista, Pablo Guiñazú, duró un mes en el cargo, y debió dar un pasado porque asumió “no encontrarle la vuelta”. La renuncia de un DT interino, pocas veces visto. Y a su interinato, le sucede otro interino, Mariano Levisman. Inédito.
EL INESTABLE VESTUARIO DE TALLERES
Un técnico de carácter como Alexander Medina no pudo domar un vestuario con demasiados “caciques”. Y el “Cholo”, a quien pusieron con el fin de acomodar el grupo, por su conocimiento del plantel (con varios fue compañero, y con algunos de ellos ya se había disgustado), tampoco logró ajustar las tuercas.
Y se sucedieron los desatinos, más evidentes aún por los resultados adversos. Un equipo sin gol, más allá de la temeraria afirmación de Fassi de que contaban con tres delanteros de los que querría tener cualquier equipo en el fútbol argentino.
Lo cierto es que a Nahuel Bustos el propio Fassi le dio salida en 2024 por bajos rendimientos, y ni sus lágrimas genuinas por el bloqueo que lo atormenta, pueden redimirlo.
Cristian Tarragona no fue la solución, más allá de esporádicos goles que hicieron pensar que se había amigado con el arco. Al final Federico Girotti, aún con sus baches, es el único “9″ con peso específico.
El caso Rubén Botta, el ciclotímico enganche que va de una temporada brillante a ser casi una figura decorativa; terminó siendo un jugador apático. Y sindicado además como un supuesto promotor en las divisiones del vestuario.
No se salva ni Guido Herrera. Figura, capitán y referente, quien supo ganarse el aprecio de la gente, y ahora es cuestionado por casi todo. Uno de los “ciclos cumplidos” en el club, que anticipó Fassi.

Y refuerzos que no son refuerzos. ¿A que vino Sebastián Palacios? Difícil entenderlo, como así también por qué sigue jugando. A “Bebelo” la adaptación le lleva demasiado tiempo, vino un Tomás Cardona a quien pretendían en varios mercados, y hasta acá solo sirvió para que aparezca un prometedor juvenil en el puesto, Santiago Fernández.
FASSI, UN TRANSFORMADOR
Andrés Fassi se hace cargo, se asume como principal resposable, como muchos de los hinchas lo creen. Y este tobogán por el que desbarrancó el equipo, hasta la zona de descenso directo, es un golpe al mentón en su orgullo.

Porque nadie puede dudar del conocimiento y la muñeca de Fassi para colocar el proyecto Talleres en el plano internacional, a años luz (y a la vez, apenas a diez años), de las polvorientas canchas del Federal A.
Pero aún con su sabiduría y experiencia, es falible. Y viene fallando. En el armado del plantel, en los últimos mercados de pases, en la elección del técnico que realmente quiere, en la planificación, como atestigua la insólita e inútil gira por Rusia, que trastocó todo.
Así como transformó la realidad Albiazul con decisión y gestión, y testea el ánimo de los socios en asamblea con la continuidad para “el Talleres de los próximos 30 años”, deberá pausar lo trascendental para ocuparse de lo inmediato: frenar esta peligrosa caída y despejar los nubarrones inquitantes del segundo semetre.