Belgrano la veía cerca, era palpable, sonaba a que esta vez podía ser. Y con ese espíritu y esa ilusión movilizó una caravana de más de 20 mil hinchas a Rosario, muy manija, con la efervescencia a pleno frente a Argentinos Juniors porque la final parecía posible y ganar la Copa Argentina ya no era útopico.
Esa creencia, ese entusiasmo, ese delirio de los hinchas que invadieron Rosario y cubrieron de una oleada celeste al Gigante de Arroyito, se potenció con el golazo de Lucas Zelarayán. Uno de los jugadores hinchas que enarbolan la bandera Pirata. Como no esperanzarse que esta vez sí se podía...
Tal convicción se desvaneció en la segunda mitad. Se difuminó, se volvió un espejismo, de sueño a pesadilla, porque Belgrano durmió y el prolijo y vistoso Argentinos lo fue arrinconando, hasta borrarlo de la cancha. Física y mentalmente.

Es verdad que Belgrano lo termina perdiendo por un penal que no fue. Como también es cierto que a esos 45 minutos no los jugó como la final que era. Sin coraje ni fiereza, atributos del escudo y de la escencia de Belgrano. Y sin fútbol.
EL BELGRANO QUE SE DESINFLÓ
Una profunda desazón, otra frustración. Porque aquella semifinal de una década atras, no generó la expectativa de este Belgrano que venía de ganar en la Bombonera, que le dio una paliza a Newell’s y un baile a Independiente, que colmaba todas las canchas a reventar, que se proyectaba desde la jerarquía de Licha López y el desequilibrio del “Chino” Zelarayán y Franco Jara, por el plus de además ser muy hinchas.
Nada de eso alcanzó, y el Belgrano tan bien perfilado, aunque no podía llamarse protagonista por los quilates de este Argentinos Juniors, terminó rendido mansamente ante la superioridad del rival y su propia impotencia.
LA COPA ARGENTINA, ESA “DAMA” INDIFERENTE
Así como Belgrano se veía cerca, a Talleres se le escapó por dos años consecutivos. Contra Boca en Santiago, una deslucida versión del rival y que encima terminó por 10, aguantando la definición por penales. Y la más inexplicable aún derrota contra Patronato...
Otra decepción para el fútbol de Córdoba, ahora encarnada por Belgrano, y por no lograr levantar un trofeo de relieve, y validar la importancia que reclama y merece este plaza.


































