El legado de una tradición: cómo es la fábrica de calzados Cerro, un testigo de la historia cordobesa

Creada hace más de 100 años, la popular firma mantiene viva la pasión por el oficio.

El legado de una tradición: cómo es la fábrica de calzados Cerro, un testigo de la historia cordobesa
La historia de Cerro, una tradicional zapatería de Córdoba.

En el corazón de Córdoba, la fábrica de calzado Cerro se erige como un símbolo de resiliencia y pasión por la tradición. Fundada en 1881, la empresa ha atravesado un largo y complejo camino, desde sus inicios como una pionera de la industria hasta su renacimiento como un taller artesanal que mantiene viva la llama de un oficio ancestral.

Con el objetivo de conocer los secretos de un tradicional calzado cordobés, Vía Córdoba realizó un recorrido por su fábrica para una nueva edición de Made in Córdoba. La visita estuvo a cargo de Jorge Céspedes, actual responsable de la firma y heredero de una rica historia familiar.

Cerro, los zapatos cordobeses con más de 100 años de historia.
Cerro, los zapatos cordobeses con más de 100 años de historia.

CALZADOS CERRO: EL LEGADO DE UNA TRADICIÓN EN CÓRDOBA

“Comenzaron mis bisabuelos Farga, inmigrantes españoles catalanes, y fundaron, luego de trabajar un pequeño periodo como zapateros, la primer fábrica en el año 1881 en Sucre y Humberto I”, relató Jorge a Vía Córdoba. La planta, en sus comienzos, era un modelo de innovación para la época.

Era una fábrica ejemplar en su momento, única, movida con maquinarias a vapor”, describió. En tiempos en que la energía eléctrica era una rareza, la fábrica se valía de un ingenioso sistema de correas y ejes impulsados por vapor para hacer funcionar sus máquinas. “Tal es así que se llegó a llamar fábrica vapor”, recordó.

Jorge Céspedes junto a sus hijos en Cerro.
Jorge Céspedes junto a sus hijos en Cerro.

La empresa llegó a emplear a cerca de 500 personas, convirtiéndose en un pilar de la economía local y en un referente en la producción nacional de calzado. “Tuvo un crecimiento importante porque en esa época, todo el calzado era importado. Así que, empezó a proveer prácticamente a casi todo el país, no solamente a Córdoba”, explicó Céspedes.

LA PASIÓN POR EL OFICIO Y LOS DESAFÍOS PARA MANTENERSE EN PIE

A pesar de su auge, el destino le deparaba a Cerro una serie de contratiempos que pondría a prueba su fortaleza. La Gran Depresión de la década de 1930, combinada con un voraz incendio que arrasó gran parte de las instalaciones, golpearon duramente a la empresa. Aunque logró recuperarse, su actividad se vio reducida y su imponente estructura quedó marcada por las cicatrices del infortunio.

En 1997, la fábrica cerró sus puertas definitivamente, marcando un punto final en una era de esplendor. Pero la historia de Cerro, como un ave fénix, estaba destinada a resurgir de sus cenizas. Un grupo de artesanos, antiguos empleados que habían absorbido la esencia del oficio, decidieron retomar la producción, negándose a dejar morir la tradición zapatera que había marcado sus vidas.

En la fábrica de Cerro, trabajan artesanos amantes del oficio. (Pedro Castillo / La Voz)
En la fábrica de Cerro, trabajan artesanos amantes del oficio. (Pedro Castillo / La Voz)

Actualmente somos pocos, ha quedado un grupo artesanos y se han incorporado otros”, comentó Jorge. En la actualidad, la planta opera como un taller artesanal, produciendo entre 1.000 y 1.200 pares de zapatos al mes. “Debemos ser entre 12 y 14 personas. Hay algunos de forma part time y algunas pequeñas cosas podemos tercerizar a un taller externo”, detalló el hombre.

EL PASO A PASO DE LA FABRICACIÓN DE LOS CALZADOS CERRO

Cerro Club Original tiene su tienda y su fábrica en Trafalgar al 736, en pleno barrio de Alta Córdoba. En el lugar trabajan artesanos que están hace más de 30 años en el rubro, y muchos otros que se sumaron en los últimos años, como uno de los hijos de Jorge, el dueño de la empresa.

La pasión de cada artesano se ve en la dedicación a todos los detalles del calzado. (Pedro Castillo / La Voz)
La pasión de cada artesano se ve en la dedicación a todos los detalles del calzado. (Pedro Castillo / La Voz)

Para la fabricación de los calzados, utilizan cueros de vaca y de cabra, que llegan desde Buenos Aires. De acuerdo a los modelos disponibles, se realiza el corte del cuero a máquina o a mano. Luego, es rebajado en ciertas partes para que la superposición de piezas sea armoniosa. En Cerro, trabajan talles desde el 35 hasta el 46.

Uno de los trabajadores con más antigüedad en la firma. (Pedro Castillo / La Voz)
Uno de los trabajadores con más antigüedad en la firma. (Pedro Castillo / La Voz)

Para cada parte del zapato, cuentan con una máquina: para pegar, cortar, coser, pulir, sellar. Todo el proceso conlleva un trabajo artesanal que, prácticamente, casi no existe en el país, según contó Jorge. Por mes, realizan entre 1.000 y 1.200 pares de zapatos, los cuales son ofrecidos en su tienda y en su canal de venta online.

Con la buena calidad como bandera, Cerro trabaja para seguir escribiendo su historia, honrando el legado de sus fundadores y la pasión de los artesanos que mantienen viva una tradición.