Esther Brito es una mujer de 83 años que nació en la Sierras de Córdoba y desde hace un largo tiempo, vive en la capital. Hace 18 años le detectaron cáncer de mama y compartió su experiencia para recalcar la importancia de los controles anuales para la detección temprana de la enfermedad.
Corría el año 2005 cuando Esther sintió una especie de “corriente eléctrica” en su pezón izquierdo que se extendía por su hombro y atravesaba todo el brazo. “No me sentía cómoda y con temor fui a la médica ginecóloga”, recordó en diálogo con Vía Córdoba.
Luego de la consulta, la profesional de la salud le pidió que se realice una ecografía, una mamografía y un papanicolaou. Los primeros análisis, y una posterior biopsia, confirmaron el cáncer de mama que, recuerda, la entristeció.
CÁNCER DE MAMA: EL TESTIMONIO DE UNA CORDOBESA QUE LO SUPERÓ
“Me agarró un poco de tristeza, pero con tantos casos que hay ¿por qué no me va a tocar a mí?”, reflexionó la mujer que fue el primer caso de cáncer en su familia. Finalmente, la operaron el 23 de julio de 2005 y le extirparon el tumor que tenía el tamaño de “un grano de arroz”, según sus palabras.
Tras dos días internada en el Sanatorio Allende, volvió a su casa y comenzó las 30 sesiones de rayos que se extendieron durante seis semanas y contaron con el acompañamiento de Elsa, su fiel hermana que actualmente vive con ella.
Por fortuna, y porque el tumor no superaba el centímetro de largo, Esther no necesitó la quimioterapia como tratamiento. Sin embargo, su médico le recetó tamoxifeno, un medicamento que se usa para tratar el cáncer de mama, con una ingesta diaria por 10 años.
“EL CÁNCER NUNCA SE OLVIDA”, LA REFLEXIÓN DE ESTHER
Durante ese tiempo, Esther reconoció que la zona afectada le quedó sensible por mucho tiempo y no pudo usar corpiños de nylon porque le daban comezón y eran una molestia constante. Ante este escenario, recurrió a los de algodón.
“Lo sobrellevé bien con la compañía de mi hermana, pero al llegar al centro médico para los rayos nos encontrábamos con cada caso...”, contó la mujer que se estremece al recordar algunas de las realidades vistas.
El cáncer de mama de Esther no se complicó ya que “el caso fue tomado a tiempo”, según le advirtieron los especialistas. Pero ella asegura que una persona “nunca se olvida del cáncer porque siempre está la posibilidad de que vuelva”.
Esther reconoce que la única secuela que padece actualmente es no poder cargar objetos de mucho peso con su brazo izquierdo. Por eso, en esos casos, utiliza ambos brazos.
Por último, quiso dejar un mensaje de reflexión: “Lo importante sería que la gente se de cuenta de que esto le puede pasar a cualquiera. Es imprescindible hacerse el control anual porque podes estar gestándolo y cuando te das cuenta, ya está avanzado o es tarde y es mejor tomarlo a tiempo”.