El 20 de marzo del 2020, Córdoba adhería a la medida de aislamiento social, preventivo y obligatorio, dispuesto por el gobierno Nacional, como consecuencia del avance de la pandemia por coronavirus.
A un año de esa histórica medida, Vía Córdoba recolectó los testimonios de algunos cordobeses que se desempeñan en diferentes rubros (fuerzas de seguridad, educación, deportes, salud, justicia, turismo), y contaron las experiencias y dificultades que se presentaron durante el particular año.
Un casamiento a último momento
El 14 de marzo, Karen y Nils, dos cordobeses de 24 años, daban el “Sí” en la Iglesia de los Capuchinos. No sin antes, pasar por la incertidumbre que se vivía en el país, que podía impedir que el evento se realice. “Había rumores de que se iba a cerrar todo y no sabíamos si nos íbamos a poder casar”.
“Nunca pensamos que iba a ser tan rápido, tanto así que una semana antes teníamos que ver todos los días el noticiero e informarnos de qué podía pasar”, comentaron.
Y agregaron: “Siempre estuvimos con incertidumbre, porque nadie nos podía garantizar nada y ya teníamos todo listo y comprado para el evento. A último momento, recibíamos consultas de los invitados preguntándonos si se hacía o no; y sí tuvimos invitados que no vinieron por miedo al virus”.
Ser policía en medio de las restricciones
Las fuerzas de seguridad cumplieron un rol imprescindible durante la disposición de las medidas restrictivas. Axel, un policía en el interior de Córdoba relató como lo vivió:
“Fue muy raro ver la poca cantidad de gente que andaba en la calle. Bajaron mucho los robos y las denuncias en general. Sin embargo, el movimiento de gente fue lo más notable”.
“Se veía la alteración de la gente en los controles de ingreso a la localidad. Había personas que querían escaparse de la ciudad a los pueblos más chicos, intentando sobrepasar los decretos nacionales. Trabajar desde la prevención fue todo un desafió”, explicó.
Si hay una recurrente en las palabras de los testimonios, “complicado”, “desafió”, “frustración” pero se entremezcla con miradas de esperanzas y logros.
Cómo entrenar a nadadoras sin el agua
Nadua es entrenadora y profesora de natación artística en el Estadio Kempes. Para ella su lema principal durante el año fue: “ganarle al tiempo”. El impedimento de trabajar en el agua durante meses con sus alumnas presentó una gran dificultad, sin embargo aseguró que “nunca dejaron de entrenar”.
“La pandemia me sirvió para enfocarme en las debilidades de mis alumnas, para que de esta manera, volvieran más fuertes al agua. Desde mi punto de vista como entrenadora, fue un desafío adaptar y estudiar cada ejercicio y cada entrenamiento”, explicó.
Para no perder la motivación involucró a las nadadoras “en los diseños y armados de las rutinas”, y de esa manera intentó que se sintieran cerca del agua de alguna forma.
Para fin del 2020, volvieron a entrenar con normalidad, y según Nadua, fue un empezar de “cero”, pero aseguró que que fue necesario para sacar vicios y errores de sus entrenadas.
“Creo que el desafío fue permitirnos soñar a pesar de no haber tenido el agua, eso nos ayudó a no ver lo negativo y haber tenido un horizonte de esperanza. De esa manera volvimos al agua con otra cabeza”.
Educar a través de la pantalla
La educación fue otro de los sectores que más cambios y complicaciones presentó. María Laura, maestra de cuarto grado del Colegio Del Carmen comentó sobre esto: “De golpe tuvimos que dejar el papel y el lápiz para trabajar con medios tecnológicos”.
Ante estas nuevas formas agregó: “Lo que se terminó viendo es que en la educación más allá de la tecnología, es fundamental el contacto con los alumnos y de los alumnos con los docentes y con sus compañeros especialmente”.
Para la docente, la educación “es más afectiva que de contenidos” y es por eso que se alegra de que se haya regresado a las aulas. “La educación en resumen, es el uno a uno. Se aprende con otros”, sentenció.
El trabajo de un laboratorio en pandemia
Virginia es bioquímica en el laboratorio del Sanatorio Allende, para ella el coronavirus implicó grandes cambios. Los nuevos protocolos impuestos, obligaron a relacionarse de maneras distintas con “los colegas en el hospital, los pacientes y con el trabajo mismo dentro del laboratorio”.
“En el laboratorio aumentó muchísimo la demanda del procesamiento de muestras de los PCR (hisopados). Implicó que se tuvieran que hacer modificaciones a nivel estructural. Se tuvo que agrandar el área de biología molecular para empezar a procesar con mayor frecuencia”, explicó.
Y destacó la constante incertidumbre de vivir con miedo a contagiarse del virus, no solo por ellos sino también por sus entornos familiares con los que conviven Sin embargo, aseguró que hoy están mas tranquilos ya que “las rutinas de prevención y cuidado ya están internalizadas”.
Además, según detalló Virginia, se recibieron nuevos aparatos que hacen todo de manera automatizada y de esa manera, lograron acelerar los tiempos de respuesta de los resultados.
Adaptar la Justicia a los tiempos que corren
Con el advenimiento del coronavirus la Justicia tuvo que gestionar de una manera distinta el modo de trabajo que se hacía. Una alta funcionaria judicial del Área del Archivo comentó: “Todos los tramites presenciales los gestionamos para que se pudieran hacer de manera remota”.
En ese sentido, aseguró que la incorporación “la copia digital y la firma digital” fue un gran avance para la entrega de documentación certificada a cualquier punto de la provincia o del país.
Sobre la metodología explicó: “Una vez que se aprobaron los protocolos de trabajo, se armaron dos equipos de rotación quincenal y se acomodó el mobiliarios de las oficinas para garantizar el distanciamiento y la sanitización exigida por el COE (Centro de Operaciones de Emergencia)”.