El 8 de septiembre de 1990 se produjo unos de los femicidios que conmovió a Catamarca y al país. Se trata del brutal asesinato de María Soledad Morales, la joven de 17 años que fue encontrada por trabajadores de vialidad, violada y asesinada, con el cuerpo desfigurado y semidesnudo.
El asesinato de María Soledad tuvo una amplia repercusión a nivel nacional y terminó con la renuncia del entonces gobernador de Catamarca, Ramón Saadi. También motivó las “marchas del silencio” que organizaba la religiosa Martha Pelloni, rectora del colegio al que asistía María Soledad y terminó con la detención y posterior condena de Luis Tula y Guillermo Luque, hijo de un diputado nacional.
En la actualidad, los dos acusados se encuentran libres tras cumplir la condena: Luque tiene 54 años, vive en pleno centro catamarqueño, tiene un hijo y se mantiene con las rentas de las propiedades que le dejó su familia. Tula por su parte, tiene 59 años, también vive en la zona céntrica de Catamarca, tiene dos hijos con su expareja, es abogado penalista tras estudiar en la cárcel y tiene un estudio jurídico ubicado en la calle Rivadavia al 800.
El caso de María Soledad puso en evidencia la impunidad con la que se manejaban los “hijos del poder” en la provincia y la lucha de toda una comunidad puso en crisis el sistema semifeudal con el que se manejaba el poder no sólo en Catamarca sino en diferentes provincias.
Las marchas del silencio y una incansable lucha fueron dando origen a la Red Infancia Robada, una organización que sigue trabajando en el acompañamiento a las víctimas en diferentes puntos del país.