La rusticidad determina su adaptación a diferentes ambientes, lo que posibilita una mayor estabilidad de rendimiento entre lotes y entre años, en climas contrastantes en cuanto a la oferta de nutrientes y agua. Presentan ciertas características morfológicas y fisiológicas que le otorgan la capacidad de producir forraje aún con limitada disponibilidad hídrica y resistir ciertas condiciones de alcalinidad, salinidad, pobre drenaje y elevadas temperaturas. La versatilidad hace posible su uso en planteos productivos con diferentes requerimientos nutricionales y se fundamenta en dos principales aspectos. Por un lado su alta capacidad de rebrote y macollaje y por otro su elevada variabilidad genética, ya que en la actualidad, los avances tecnológicos desarrollados en este género han permitido ampliar el espectro de biotipos y cultivares, mejorando tanto su potencial productivo como su calidad. En el mercado, aparte de los sorgos forrajeros tradicionales tipo Sudán, existen materiales azucarados, fotosensitivos y de nervadura marrón (BMR), como así también sorgos graníferos con y sin taninos condensados. De esta manera, este cultivo puede destinarse a la producción de grano, la confección de ensilaje de planta entera, el pastoreo directo o utilizarse como recurso diferido en pie durante el invierno.
Los sorgos son especies tropicales que requieren altas temperaturas en el suelo para germinar. La temperatura mínima es 15°C, siendo la óptima de 18-20 °C en los 10 cm superiores del suelo. Esa condición se da en el norte en la segunda quincena de octubre y va retrasándose hacia el centro y luego el sur de la provincia de Buenos Aires.
Se adaptan a zonas donde el maíz se ve limitado en su crecimiento y calidad por problemas edáficos y/o climáticos. Su morfología y fisiología hacen que tengan una alta resistencia a la desecación: menor capacidad de transpiración con respecto a la posibilidad de absorción de las raíces, aptitud de enrollar las hojas y cerrar los estomas para disminuir la pérdida de agua en períodos de estrés hídrico, que le permite resistir la sequía. También se adapta a suelos con menor fertilidad, aunque requiere antecesores y preparación de la siembra adecuada y libre de malezas, porque sus plántulas son débiles en el inicio del establecimiento. Un aspecto importante en la implantación es la estrategia del curado de las semillas con fluxofenim para poder utilizar S-metolacloro como pre-emergente + atrazina (no acumular más de 3,5 l al 50 % para evitar toxicidad). En la actualidad existen otras alternativas que permiten el uso de diferentes herbicidas con el fin de evitar esta limitante tan común en el pasado, que era el enmalezado en los sorgos.
Un insecto plaga importante para cultivos para forraje es la isoca cogollero de maíz o militar tardía (Spodoptera frugiperda). El control es eficaz con 0,2 l.ha-1 de alfacypermethrina 7,1 % + teflubenzurón 7,1 %, SC. En el año 2021 el pulgón amarillo de la caña de azúcar (Melanaphis sacchari) emergió como plaga importante del sorgo, pero la existencia de cultivares tolerantes fue una respuesta rápida a la aparición del problema. El control químico se puede realizar con imidacloprid ó thiamethoxam + lambdacialothrina ó alphacypermethrina + acetamiprid ó sulfoxaflor + lambdacialotrina. Aunque no es una limitante en los sorgos que se cortan/pastorean la mosquita de la panoja del sorgo (Contarinia sorghicola) es un insecto plaga cuando se destina a grano/semilla que aparece como una de las restricciones bióticas más importante del género sorgo.
Los sorgos tienen un alto potencial de acumulación de forraje, entre 12 y 20 t de pasto expresado en materia seca/ciclo, en cinco meses, creciendo en forma activa desde noviembre a marzo con 3-5 usos en ese período. La principal limitante que tiene el género es lo difícil que es planificar su utilización, dado que debido a su alta tasa de crecimiento es complejo llevar a cabo su adecuado uso, siendo frecuente el desaprovechamiento de parte de lo producido.
En definitiva, los sorgos forrajeros son una aceptable alternativa para la producción de pasto en el período estival, pero, para obtener los mejores resultados se deben tener en cuenta algunos aspectos claves: aprovecharlos en forma precoz para lograr una buena calidad (siempre y cuando se haya determinado que tiene un bajo nivel de ácido cianhídrico, para evitar la muerte de los animales por su toxicidad), ajustar la carga para evitar las zonas sub y sobre pastoreadas y cortar los remanentes (tallos) no utilizados por los animales para emparejar el rebrote en el caso de no haber logrado el consumo parejo de todas las plantas y así obtener una más uniforme acumulación con adecuado valor alimenticio.
En la evaluación de la producción bajo pastoreo directo no hay evidencias de diferencias significativas, en la ganancia de peso vivo individual (GPVI) y en la producción de carne por hectárea entre un tipo Sudán, un fotosensitivo, un azucarado y una cierta superioridad de un BMR.
Es de mayor importante la capacidad de aprovechamiento que el material genético en la utilización en forma directa por parte de los animales, aunque en algunos ensayos hubo una tendencia a obtener una mayor GPVI con el BMR.