La pandemia y la cuarentena modificaron al mundo por completo. Hasta marzo, Natalia Daulerio trabajaba en una agencia de remises que debió cerrar cuando comenzó el aislamiento. Para sobrevivir, decidió ponerse a cocinar y vender a través de las redes sociales pancitos, prepizzas y medialunas.
"Trabajaba de telefonista en una agencia de remises. Cuando comenzó la cuarentena dejamos de trabajar, ellos volvieron a trabajar de nuevo pero no me volvieron a llamar. Es un trabajo en el que cobras por día y como no tenía una entrada de dinero como tenía cuando trabajaba me tuve que reinventar", cuenta Natalia en diálogo con Vía Azul.

La emprendedora, que vive con su madre jubilada y sus hijos Luciana y Enzo en el Barrio Guemes, empezó a hacer pancitos, medialunas y diferentes panificados para tener una entrada de dinero. "Me tuve que inventar, nunca se me había ocurrido. Tuve que inventar algo como para poder seguir sobreviviendo a esta pandemia", relata.

A través de Instagram y Facebook, Natalia creó Antojitos Azul, un emprendimiento que se fue haciendo clientes fieles que le compran los productos que ella elabora en la cocina de su casa.
A tres meses de iniciado su emprendimiento, la azuleña cuenta que le gusta más su trabajo que el que tenía antes de la pandemia. "El dinero me alcanza y hasta he ganado un poco más haciendo esto", confiesa orgullosa.
