Con lágrimas en los ojos y sensibilidad al hablar, más de un periodista notificó, pasadas las 13 de este miércoles, que Diego Armando Maradona había fallecido en la casa del barrio San Andrés, en el partido bonaerense de Tigre.
A poco de haber cumplido sus 60 años, “El Diego” vivió sus últimos días intensos, tal y como lo fue toda su vida.
El 30 de octubre, Maradona celebró su cumpleaños número 60 en ejercicio de la dirección técnica de Gimnasia, club que le dio la posibilidad de revincularse con el fútbol argentino casi una década después de su salida como entrenador de la Selección.
Mensajes emotivos de familiares, de jugadores de fútbol, de estrellas internacionales y hasta de políticos, fueron los que recibió el “Diez” para su último festejo de cumpleaños. Es que al icónico número 10, todos los quieren.
Pero desde entonces, la situación pareció empeorar, porque si bien el exfutbolista estaba estable, el estrés le jugó una mala pasada y a principios de noviembre, tuvo que ser que internado de urgencia por un coágulo de sangre en la cabeza.
“Diego está bien pero puede estar mucho mejor”, eran las palabras del médico personal de Maradona, Leopoldo Luque, sobre su estado de salud minutos después de haber sido operado por un hematoma subdural.
No obstante, si bien se vivieron momentos de mucha incertidumbre y nervios en la Clínica de Olivos, donde fue atendido, la operación salió bien y Diego comenzó su proceso de recuperación pocos días después.
Una vez más, lleno de mensajes alentadores por parte de los fanáticos, famosos y familiares, el jugador que trajo la Copa del Mundo en 1986 juntó fuerzas y volvió a recuperarse con la voluntad que lo caracterizó siempre.
Sin embargo, las piernas del Diego que parecieron nunca cortarse, este miércoles 25 de noviembre, se dieron por vencidas y descansarán, por primera vez, de la pelota, su amiga.
Afortunadamente para Diego, los últimos días estuvo acompañado de su familia, de sus allegados y la gente que realmente estuvo con él durante toda vida.
“Te extrañé mucho Papá”, fueron, incluso, las últimas palabras que recibió Maradona por parte de su hijo más pequeño, quien lo visitó post operación hace unas semanas atrás.
Maradona es un emblema. Maradona es un ícono. Maradona es el “DIEZ” que con solo ser nombrado ya trae sonrisas, recuerdos, y hasta emoción en los rostros de los argentinos.