El juez de Garantías 2 de San Isidro, Orlando Díaz, autorizó la apertura de los dos teléfonos celulares que pertenecían a Diego Armando Maradona y fueron secuestrados en la habitación donde falleció el pasado 25 de noviembre en un country del partido bonaerense de Tigre, según informaron fuentes judiciales.
Se trata de dos smartphones iPhone de la marca Apple, uno gris oscuro y el otro negro, que ahora podrán ser peritados por el equipo de fiscales de San Isidro que investiga las circunstancias de la muerte del “10″ para analizar su contenido.
Si bien en principio los fiscales prefirieron preservar la intimidad del excapitán de la selección argentina campeona del mundo en México 86 y dejaron secuestrados, ensobrados y sellados los dos teléfonos, ahora le explicaron al juez que la diligencia es necesaria “con el objeto de recolectar mayores medidas de prueba”, para lo cual necesitan conocer las llamadas entrantes y salientes, la mensajería y los registros de voz.
Díaz avaló el pedido de los fiscales Cosme Iribarren, Patricio Ferrari y Laura Capra, y ahora les devolvió la causa.
En tanto, tres testigos fueron citados a declarar a la sede de la Fiscalía General de San Isidro.
La primera citada es Griselda Vanesa Morel, una mujer que, según explicaron las fuentes, es la psicopedagoga de Dieguito Fernando, el hijo menor de Maradona y supervisaba los encuentros entre padre e hijo en la casa del barrio privado Campos de Roca II, de la localidad bonaerense de Brandsen.
La segunda testigo de la jornada será Romina Milagros Rodríguez, más conocida como la cocinera “Monona”, quien ya había declarado en el expediente, estuvo en el momento en el que Maradona falleció y en los últimos días dio una entrevista televisiva.
El tercer y último testigo convocado es un acompañante terapéutico que tuvo el DT de Gimnasia, llamado Carlos Cotar.
Un cuarto testigo cuya declaración quedó pendiente para cuando pueda ir a declarar, es el de Carlos Álvarez, exdirector del instituto cardiovascular Sacre Coeur de Palermo, cerrado en 2012, donde Maradona fue internado en 2000 luego de la descompensación que sufrió en Punta del Este.
Maradona, la mayor figura de la historia del fútbol mundial, murió a los 60 años el 25 de noviembre de 2020 al mediodía, en una casa que su familia había alquilado en el barrio privado San Andrés, de Tigre.
La autopsia determinó que murió como consecuencia de un “edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada” y descubrieron en su corazón una “miocardiopatía dilatada”.
De acuerdo con los resultados de los estudios toxicológicos realizados, Maradona no tenía alcohol ni drogas ilegales en su organismo, aunque sí detectaron psicofármacos.
El foco de la investigación penal está puesto en determinar si la internación domiciliaria era la adecuada para un paciente como Maradona, si hubo mala praxis médica y si la muerte del “10” se pudo haber evitado.