La Universidad Católica Argentina (UCA) estimó hoy en 33,6% el índice de pobreza y en 6,1% el de indigencia para el tercer trimestre de este año. De esta manera, para la UCA, la pobreza subió desde más de un 5% en un año.
Para el caso de los hogares, el análisis arrojó 25,6% de pobreza, y 4,2% de indigencia.
A partir de estas cifras, y teniendo en cuenta que para el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) la población urbana de la Argentina alcanza a 40,5 millones, son 2,2 millones las personas que ingresaron a la pobreza y 170.000 a la indigencia en un año.
La cantidad de pobres en Argentina pasó de 11,4 millones a 13,6 millones, y la de indigentes, de 2,3 millones a 2,47 millones.
El informe de la UCA aclaró que "en 2018 cerca de la mitad de los hogares declararon que sus ingresos no fueron suficientes para cubrir sus gastos".
También puntualizó que las cifras de indigencia de 4,2% de los hogares y de 6,1% de las personas resultan "los valores relativamente más altos registrados por la Encuesta desde 2010 a la fecha". En ese sentido subrayó que "la indigencia afecta con más intensidad a los segmentos sociales de la clase trabajadora marginal y a los hogares del conurbano bonaerense".
"En ambos casos es donde la indigencia se incrementó de manera significativa a partir de 2014, alcanzando en el tercer trimestre de 2018 a 19,6% y 8,9%, respectivamente".
También indicó que "afecta más fuertemente a los niños, adolescentes y jóvenes de 18 a 29 años, y en menor medida a la población de 60 años y más".
En el caso de los niños hasta 17 años, la pobreza alcanza al 51,7%, cifra superior al 44,7% de un año atrás. Esto significa que el 46,3% de los pobres en Argentina son niños.
"Vemos una situación de pobreza estructural que no se modifica", señaló el director del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, Agustín Salvia, en conferencia de prensa. El investigador aseguró que "la llegada de inversiones no es condición suficiente para resolver la pobreza estructural y el desequilibrio cada vez mayor".
Salvia afirmó que "la pobreza estructural sólo se puede reducir con políticas de redistribución del ingreso, un modelo económico con eje en las pymes, más empleo y mejores salarios".
Advirtió que "en tanto se mantenga el actual escenario recesivo, sólo cabe esperar un aumento del desempleo, los trabajos de subsistencia y de la precariedad laboral y, por lo tanto, de las desigualdades estructurales que afectan al mercado de trabajo, con efectos directos sobre la pobreza".