El arbitraje del uruguayo Andrés Cunha durante la final de la Copa Libertadores entre River y Boca fue un tanto cuestionable. Primero, no cobró una falta dentro del área de Andrada sobre Pratto y el correspondiente penal para el conjunto millonario.
Más tarde, ya durante el alargue luego del empate 1-1 en los 90 minutos reglamentarios, el juez le sacó la tarjeta amarilla al jugador xeneize Wilmar Barrios por una falta que no revestía mayor gravedad. El colombiano ya tenía una amarilla, por lo que se fue expulsado y Boca se quedó con 10.
Tras la expulsión de Barrios, Guillermo rearmó el equipo.