El Premio Nobel de la Paz fue atribuido el viernes al médico congoleño Denis Mukwege y a la exesclava sexual del grupo Estado Islámico (EI), la yazidí Nadia Murad, dos héroes de la lucha contra la violencia sexual utilizada como "arma de guerra" en los conflictos.
Mukwege, ginecólogo de 63 años, y Murad, víctima de 25 y convertida en portavoz de una causa, encarnan un movimiento planetario que supera el marco de los conflictos, como evidencia la ola mundial #MeToo, desatada hace exactamente un año por unas revelaciones de prensa.
Ambos fueron recompensados "por sus esfuerzos para poner fin al uso de la violencia sexual como arma de guerra", indicó la presidenta del Comité Nobel, Berit Reiss-Andersen.
Mukwege ha tratado a 50.000 víctimas de violaciones en el hospital de Panzi que fundó en 1999 en Bukavu, en el este de la República Democrática del Congo.
"El hombre que repara mujeres" -título de un documental que se le dedica- estaba en plena operación cuando la información sobre el Nobel llegó. "Estaba en el quirófano (...) de repente entró gente y me informaron sobre la noticia", dijo Mukwege al periódico noruego VG.
Para este médico congoleño, las violencias sexuales son "armas de destrucción masiva".
"Tenemos que trazar una línea roja contra el arma química, biológica, nuclear. Hoy tenemos que trazar una línea roja contra la violación como arma de guerra", declaró a la AFP en 2016.
Tras el anuncio por el Comité Nobel, la ONU se congratuló por este "fantástico" anuncio que "ayudará a hacer avanzar el combate contra la violencia sexual como arma de guerra en los conflictos".
En todos los continentes, la violación causa centenares de miles de víctimas en los conflictos o en las campañas de opresión de las minorías.
Esta arma "barata y eficaz" destruye no solamente a las mujeres físicamente y psicológicamente, también las estigmatiza, igual que a los niños que son producto de esos actos, subraya Mukwege. "Las víctimas son condenadas a perpetuidad. Pero ¿y sus verdugos?", se indigna.
Pero la toma de conciencia internacional está progresando. Adoptada en 2008 por el Consejo de Seguridad de la ONU, la resolución 1820 estipula que la violencia sexual "puede constituir un crimen de guerra, un crimen contra la humanidad o un elemento constitutivo de crimen de genocidio".
"#MeToo y los crímenes de guerra no son lo mismo", puntualizó Reiss-Andersen. "Pero tienen en cambio un punto en común: es importante ver el sufrimiento de las mujeres, ver los abusos y permitir que las mujeres renuncien a la vergüenza y se atrevan a hablar".
La onda expansiva ha alcanzado hasta la Institución Nobel pues un escándalo de violación condujo a la Academia Sueca a postergar un año el Nobel de Literatura 2018. Mukwege y Murad se repartirán el Nobel, que consiste en un diploma, una medalla de oro y un cheque de 9 millones de coronas suecas (990.000 dólares), que se les entregará en Oslo el 10 de diciembre.