Luego de trasformarse en el último "arrepentido" en la causa de los cuaderno, el financista Ernesto Clarens confesó que él cobraba coimas de los empresarios de la construcción para dárselas a los Kirchner.
Según publica Clarín, Clarens "hacía esas labores de financista con ese dinero, y que era el secretario privado de los Kirchner, Daniel Muñoz, ya fallecido, el que pasaba a buscar por su oficina a retirar bolsos para dárselos a los Kirchner".
El mismo financista también reveló cómo nació el vínculo entre Néstor Kichner y Lázaro Báez.
Para el mismo medio, Bonadio "ya reconstruyó, con documentación y testimonios de testigos e imputados, cruce de llamados, intervención de teléfonos y otras variables, el circuito de lo que las anotaciones del chofer arrepentido Oscar Centeno".