El cardenal Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires brindó una misa en la Catedral Metropolitana, mientras en el Senado se debate el aborto legal.
A partir de las 19, las personas se acercaron con pañuelos, bufandas, pins y otros distintivos celestes, para manifestar su postura contra el proyecto que esta en tratativa en la Cámara alta.
De la celebración, que fue anunciada el lunes pasado, formaron parte también monseñor Oscar Ojea, obispo de San Isidro y presidente del Episcopado, y obispos de distintas Diócesis del país.
Desde el Consejo Nacional de la Acción Católica Argentina (ACA) le pidieron a los dirigentes diocesanos, a través de un comunicado, que era "hora de testimoniar". A su vez exigieron elevar la voz "más que nunca" a favor de "la defensa de las dos vidas".
El discurdo de Poli:
El arzobispo remarcó que el debate parlamentario sobre la legalización del aborto tuvo lugar en un "saludable ejercicio de la democracia", pero que los únicos que no pudieron lograr hacerse escuchar fueron "los seres humanos que luchan por nacer y entrar en el banquete de la vida".
Para Poli, la discusión sobre el proyecto va más allá de las creencias religiosas, sino que tiene que ver con una razón humanitaria. "El cuidado de la vida es el primer derecho humano y el deber del Estado", insistió en la misa.
En la misma línea, y como ya reiteró en varias oportunidades, el arzobispo aseguró que la iniciativa que se está tratando en el Senado "pretende legimitar que un ser humano pueda eliminar a su semejante" y que, así, los niños y niñas por nacer "se quedan sin protección penal".
A su vez, el religioso llamó a la Iglesia a hacer una autocrítica, porque consideró que no hicieron lo necesario para acompañar a las embarazadas en "situaciones muy duras". Por este motivo, solicitó multiplicar los espacios solidarios y de contención, para que las mujeres puedan ser recibidas y acompañadas. "Es un desafío que no debemos postergar y necesitamos la colaboración de todos los credos".