"Saludo a todos ustedes, queridos fieles romanos y peregrinos llegados de varias partes de Italia: ahora comienzan a verse los peregrinos .También de otros países, veo algunos con sus banderas...", afirmó el papa Francisco saludando a la Plaza San Pedro
Lo hizo este domingo desde la ventana de su estudio privado, sin ocultar la satisfacción de ver a los peregrinos en el Angelus después de la larga pausa por el bloqueo, aunque en número limitado y bien separados entre sí, en el respeto de las medidas anti contagio, bajo lo ojos atentos de la seguridad
Y al día siguiente de la Jornada Mundial del Refugiado celebrada por Naciones Unidas, lanzó un llamado para que esta "seguridad" sea garantía a nivel global también para los refugiados.
"La crisis provocada por el coronavirus sacó a la luz la exigencia de asegurar la necesaria protección también para las personas refugiadas, para garantizar su dignidad y seguridad", afirmó inmediatamente después de la oración mariana.
"Los invito a unirse a mi plegaria para un renovado y eficaz compromiso de todos a favor de la efectiva protección de cada ser humano, en particular de aquellos que fueron obligados a huir por situaciones de grave peligro para ellos o para sus familias".
Para Francisco, sin embargo, quien siempre tiene particularmente en el corazón el tema del cuidado del ambiente, "otro aspecto de la pandemia nos hizo reflexionar es la relación entre el hombre y el medio ambiente", aseguró.
"El cierre -explicó el Pontífice- redujo la contaminación y hemos descubierto la belleza de muchos lugares al verse libres del tráfico y ruido". "Ahora, con la reanudación de las actividades, todos deberíamos ser más responsables de cuidar el hogar común", advirtió
"Aprecio las múltiples iniciativas que, en cada parte del mundo, nacen 'desde abajo' y se mueven en esa dirección -resaltó Jorge Bergoglio-. Por ejemplo, en Roma hoy hay una dedicada al río Tevere. Pero hay tantas en otras partes. Pueden fomentar una ciudadanía cada vez más consciente de este bien común esencial".
En el comentario en el Evangelio, la atención el Papa se concentra sobre las violencias y discriminaciones anti-cristianas, pero con la invitación a "no tener miedo"."Cuántos cristianos son perseguidos hoy en todo el mundo", exclamó. "Si sufren por el Evangelio y con amor, son los mártires de nuestros días", reveló, "y podemos decir con seguridad que son más que los mártires de los primeros tiempos, muchos mártires solo por el hecho de ser cristianos"
"A estos discípulos de ayer y de hoy que sufren la persecución -prosiguió Francisco-, Jesús recomienda: "No tengan miedo de aquellos que matan el cuerpo, pero no tienen poder para matar el alma"
"No se dejen asustar porque aquellos que intentan extinguir la fuerza evangelizadora con la arrogancia y la violencia -agregó-. Nada, de hecho, se puede contra el alma, es decir, contra la comunión con Dios: esto, nadie puede quitárselo a los discípulos, porque es un don de Dios"."El único temor que debe tener el discípulo es el de perder este don divino, la cercanía, la amistad con Dios -recordó- renunciando a vivir de acuerdo con el Evangelio y obteniendo así la muerte moral, efecto del pecado".
Al final, Francisco recordó que: "Hoy en mi país (Argentina) y en otras partes del mundo se celebra el día del Padre" y por ello quiso asegurar su cercanía y oración "a todos los papás".
"Sabemos que ser papá no es un trabajo fácil y por eso recemos por ellos", dijo Jorge Bergoglio, quien también quiso recordar a todos "nuestros padres que continúan a protegernos desde el cielo".