Según un estudio, una de cada tres personas habita una vivienda precaria en el país

Así lo indicó la UCA. Todavía en 2018, el 13% de los hogares urbanos eran viviendas en situación de tenencia irregular, y el 14% sumamente precarias.

Según un estudio, una de cada tres personas habita una vivienda precaria en el país
Según un estudio de la UCA, una de cada tres personas habita una vivienda precaria en el país\u002E

Una de cada tres personas no tuvo acceso a una vivienda digna en Argentina durante el 2018, un universo poblacional que ha venido reduciéndose pero muy moderadamente en la última década.

El acceso a la vivienda digna sigue siendo una deuda pendiente. Según un informe de la Universidad Católica Argentina (UCA) que mide la pobreza multidimensional, ese tercio que vive en malas condiciones reside en el 21% de los hogares del país.

Así lo refleja el informe “Pobreza monetaria y vulnerabilidad de derechos. Inequidades de las condiciones materiales de vida en los hogares de la Argentina urbana (2010-2018)”, elaborado por el Observatorio de la Deuda Socia de la UCA.

En relación a la vivienda digna, desde la entidad destacan que se observó una tendencia favorable, con descenso del déficit de manera relevante entre los años 2010 y 2015 y finalmente en 2018.

Esa mejora fue adjudicada en los primeros años (2010-2012) a las mejoras en las condiciones de hacinamiento. Y para todo el período, fundamentalmente por las mejoras en el servicio sanitario en las viviendas.

Según un estudio de la UCA, una de cada tres personas habita una vivienda precaria en el país.
Según un estudio de la UCA, una de cada tres personas habita una vivienda precaria en el país.

El relevamiento indica que entre 2010 y el 2018 hubo “mejoras moderadas” en los indicadores asociados a la vivienda. Para ello se analizó la tenencia irregular, porque no son propietarios ni inquilinos. También el estado de la vivienda: si es casilla, rancho o no tiene revoque.

Asimismo, se estudió si hay condiciones de hacinamiento (residen 3 y más personas por cuarto); y el déficit en el servicio sanitario (no disponen de retrete o sí pero sin descarga mecánica de agua).

A lo largo de los ocho años (y principalmente en 2010, 2011, 2012 y 2018), se observó un leve efecto positivo de la inversión en materia social e infraestructura urbana, a través de planes sociales y créditos para la construcción.

Considerando la amplitud de la brecha con relación a los sectores mejor posicionados, se destaca que la porción integrada de los estratos medios fue en este contexto la que se vio más favorecida.

Eso podría deberse a que, al ocupar posiciones laborales relativamente estables, han podido ampliar o refaccionar sus viviendas por medio de créditos o canalizando hacia la construcción una parte de sus ingresos, señaló el informe.

Sin embargo, esta mejora no se presenta para los sectores menos integrados de los estratos más bajos y particularmente en el contexto de las urbanizaciones informales, donde “no solamente no se observan mejoras relevantes, sino que incluso se presenta una tendencia de deterioro tanto en hacinamiento como en el déficit del servicio”.

Todavía en 2018, el 13% de los hogares urbanos eran viviendas en situación de tenencia irregular, y el 14% sumamente precarias. Y había hacinamiento en cerca de 1 de cada cuatro hogares ubicados en villas o asentamientos, dijo la UCA.

A su vez, se destaca que la ampliación de los servicios domiciliarios de red experimentó “importantes mejoras”, sobre todo en los servicios de agua de red y cloacas, beneficiando a los hogares de nivel socioeconómico más bajo.