Rolling Stone USA publicó su lista de los 50 mejores álbumes latinos y en español de 2025 y Argentina metió ocho títulos. La noticia impactó fuerte porque no se trata solo de “presencia”: varios de esos discos aparecieron bien arriba y empujaron un debate inmediato en redes.
El ranking, que mezcla pop global, urbano, rock y vanguardia regional, dejó a artistas argentinos codeándose con figuras de todo el continente. Y eso, en un año con lanzamientos pesados en México, Colombia, España y Puerto Rico, no es un detalle menor.

El primer gran golpe lo dio Milo J: La vida era más corta quedó en el puesto 5. El joven de Morón consolidó su salto con un disco más ambicioso, lleno de historias barriales, melodías melancólicas y colaboraciones que lo corren del molde del trap clásico. Ya no es promesa, es realidad.
En el 7 apareció Juana Molina con Doga, sosteniendo su lugar de rarísima querida de la escena global. Su mezcla de electrónica artesanal, texturas orgánicas y canciones que parecen sueños sigue siendo marca registrada. Y en el 10 entró Juana Aguirre con Anónimo, un álbum íntimo, filoso y minimalista que confirma que el indie argentino también exporta identidad.

Los protagonistas argentinos que eligió Rolling Stone
La lista completa de los ocho discos nacionales quedó así:
5. Milo J – La vida era más corta
7. Juana Molina – Doga
10. Juana Aguirre – Anónimo
18. Cazzu – Latinaje
23. Marilina Bertoldi – Para quién trabajas Vol. 1
30. María Becerra – Quimera
32. Juana Rozas – Tanya
45. Fito Páez – Novela

Lo de Cazzu en el 18 con Latinaje fue de lo más celebrado. El disco marcó su regreso grande, más crudo y personal, con una estética que cruza lo urbano con un pulso latino bien propio. En la misma línea de personalidad fuerte, Marilina Bertoldi entró en el 23 con Para quién trabajas Vol. 1, rock mutante, político y directo, sin corrección para agradar.

El puesto 30 para María Becerra y Quimera abrió polémica. Para sus fans es la confirmación de su fase internacional y del juego de alter egos que viene construyendo. Para otros, fue “demasiado” lugar para un álbum que no los convenció. En el 32 se coló Juana Rozas con Tanya, club y sensibilidad pop con ADN porteño. Y cerrando el combo, Fito Páez entró en el 45 con Novela, un disco que reafirma su costumbre de narrar mundos propios aunque pasen décadas.




















