Bueno, terminó el campeonato mundial de rugby, aquel que comenzara en Australia y Nueva Zelanda en el año 1987, fue el primero que se jugó. Y desde allí, en ese entonces, el técnico fue don Ángel Guastela, hombre recordado, valorado, como quien dio en el plano internacional punta pie inicial para el rugby argentino.
Fue aquella gira de 1965 en Sudáfrica, haciendo una convocatoria en el año anterior. Y fue la gira donde se bautizó con el nombre de Los Pumas, porque hoy, por ese entonces, se usaba como símbolo un Yaguareté, que para los periodistas de Sudáfrica resultaba difícil la denominación, o el hablar, o decir, o nombrar como al Seleccionado Nacional Argentino como los Yaguareté. Entonces pusieron el nombre de Los Pumas.
Hoy la camiseta argentina, que ha tenido algunas variantes impuestas por quienes conduce la Unión Argentina, lleva un Puma en lugar de un Yaguareté. Así que un recuerdo, comenzando esto para don Ángel Guastela, que a veces es olvidado, sobre todo por quienes conducen. Desde hace un tiempo la Unión Argentina de Rugby debió haber sido hasta su muerte, hace más o menos cinco años acá en Tucumán. Los últimos 13 años de vida los vivió en Tucumán y tuve el honor de compartir unas cuantas horas con él. Le gustaba caminar, la siesta, y algunas siestas yo lo acompañaba las dos horas que él caminaba en el Parque 9 de Julio. Decía que la camiseta argentina había tenido variantes impuestas por el Consejo de la Unión Argentina de Rugby y una de ellas fue el cambio de la figura del Yaguareté por la de los Pumas. Y también la camiseta alternativa fue modificada e impuesta también por la Unión Argentina de Rugby por una que asemeja a los Granaderos. Sin opinión o significar un concepto de valoración sobre las ambas casacas, ambas modificaciones. Incluso el logo de la UAR también fue modificado.
Creo que emblemas o caracterizaciones o identificaciones que tuvieron tantos años por lo menos hubiera merecido alguna consulta por su trascendencia y por los tiempos que van a quedar. Dicho esto, se fue este Mundial en Francia con mucha expectativa, con alguna preparación importante, con un técnico contratado australiano y con un colaborador que dicen que sería quien le suceda a Cheika, el técnico australiano al que hago alusión. La preparación fue buena. Siempre los Pumas pusieron esa cuota de amor, de entrega, de fuerza, de valor, de valentía que tienen cuando con la camiseta nacional ingresan a una cancha de rugby y defienden los colores y la posición de Argentina. Por ahí se cuestionan los planteos o el planteo o la forma de juego. No es cuestionar la actitud de los jugadores que siempre fue buena, bien predispuesta, con mucho valor y haciendo gala de una actitud ante físicos también a veces más grandes, más elocuentes, que el que enfrentó que el de otros países respecto de nuestro país. Por eso, por esa enjundia de los jugadores, por esa capacidad de sobreponerse a algunas situaciones del juego, hicieron que estuviéramos clasificados para la semifinal.
También debo hacer hincapié en esta situación de no incluir desde el comienzo a Nicolás Sánchez. Este es el cuarto mundial del jugador de Tucumán Lawn Tennis Club, con 104 partidos jugados, con el que se jugó ayer, con ser el goleador histórico de los Pumas a la fecha, el que más tantos hizo, y también algún otro récord que rompió la apertura tucumana. Una apertura que, la vez que ingresó, puso adelante y generó una dinámica de juego particular a lo que venía mostrando antes de cada ingreso de Nicolás Sánchez. Sin embargo, los técnicos, y entiendo que en esto tuvo mucho que ver el colaborador de Sheikha, aunque él era el referente mayor en cuanto a lo técnico, decidieron e impusieron la presencia del número 10 de este jugador muy bueno, que rinde muy bien en otros lugares, por ejemplo como fullback, y que con la presencia permanente o desde el comienzo de Nicolás, que para este mundial estaba muy bien preparado, hubiéramos tenido otras posibilidades dentro del campo de juego. Creo que en el último partido tuvimos algunas oportunidades, pero hoy, leyendo algunos portales, se pone mucho énfasis en el penal que erró Nicolás Sánchez como queriendo o pretendiendo sugerir alguna responsabilidad sobre la apertura que entró faltando, no sé si 25 o 30 minutos, cuando cuanto menos esta apertura, por lo que dije antes, que siempre puso el equipo, que le dio otra dinámica, que puso el equipo adelante, que le generó dinámica, que le generó juego y variantes al juego de los Pumas, tendría que equipararse no tan solo por una patada por el final, sino por el rendimiento general cuando le tocó entrar. Creo que siempre no hay que ver la foto, sino que hay que juzgar la película, y en este sentido entiendo que el lugar cuarto obtenido, si bien no pudimos estar en el podio y obtener la medalla de bronce, le da un crédito a los Pumas, le da una plataforma por la juventud, salvo algunas excepciones de su plantel, de cara al futuro importante, por lo que entiendo que mantenerse en el camino de la competencia internacional va a resultar y va a hacer consolidar la actitud, que a través de su actitud los jugadores demostraron en el campo de juego.
Pero no nos tenemos que equivocar, el rugby en la Argentina no solamente es el sendero profesional, y hablar de plata como las expresiones de quien hoy, en mi modo de ver, no tiene la mejor visión, y tan solo habla del profesionalismo y de los pesos. Hizo unas declaraciones el ex jugador, medio scrum Agustín Pichot, en donde más se parecía a su evaluación de ingresos o de egresos, de que si se ganaba o se perdía, pero no en la cancha, sino en la plata de algún inversor de un fondo buitre desencantado, por los pesos o por las quejas que sobre el dinero tenía, más allá del juego, aún en el nivel profesional. Y en ese sentido quiero hacer una vez más énfasis y poner y hacer hincapié.
En la Argentina hay arriba de 66 mil jugadores de rugby, más o menos un poco más de 600 clubes de rugby, muchos de ellos y en el interior, que no tienen todas las pelotas para jugar, que no tienen agua caliente. Días pasados veía que ahí en Santa Ana, que se estaba difundiendo o se puso la semilla del rugby, en un comienzo, quienes entusiastamente habían generado, inculcado comenzar con este deporte en esa zona, una comuna acá en Tucumán, había hecho las haches, o sea los palos, con caña hueca, lo cual es muy digno y está muy bien. Pero tal vez eso debería ser preocupación, más allá de los pesos que ve hoy y que tiene omnibulado a Pichot, de que los clubes son quienes le proveen los jugadores para que el rugby argentino busque, procure, sueñe con mejores lugares en el nivel mundial.
Entonces, creo que se puede conciliar las dos cosas, pero ordenadamente y tal vez derivar ese dinero que hoy se genera desde los Pumas, desde los sponsoreos y demás, volviendo los ojos a los clubes al interior, a pensar que también merecen algún reconocimiento, como por ejemplo, el que clubes que jueguen los torneos del interior, que más que un torneo, para mí es dar cumplimiento a un compromiso, es decir, creo que no tiene el valor, la proyección y el sentido de un real torneo, sino más bien creo que se juega un poco por compromiso o por complacer al interior.
Creo que deberían, por ejemplo, aquellos clubes que en la disputa de este torneo del interior, me refiero a sus distintas categorías A o B, tienen que viajar más de mil kilómetros que le provean del pasaje en avión, como se hizo en otras oportunidades, y entiendo yo que tal vez haya habido menos recursos en la Unión Argentina para eso, sin embargo, se pagó el avión. En esta oportunidad no se pagó y se obligó a hacer distancias como de Tucumán, Mar del Plata, Bahía Blanca, por ejemplo, en colectivo, lo cual no hay posibilidad de un mejor rendimiento ida y vuelta, desde Tucumán, los clubes que tuvieron que ir de allá y los clubes que tuvieron que venir de allá a competir a Tucumán. No hay posibilidades de rendimiento y en ese plano, en donde es amateur, y ojalá siempre se siga jugando y teniendo ese sentir, es difícil dejar tantos días el colegio, o la facultad, o el trabajo, o la familia, por el día y medio, dos días que significa cada uno de los viajes y la recuperación.
Entonces, creo que esas cosas merecen ser revisadas, son una cosa de sentido común y de sensibilidad para con el otro. Así que, en síntesis, la actuación de los Pumas fue muy buena por la actitud de los jugadores, por la entrega que tuvieron. Por ahí hubo planteos que no fueron beneficiosos para el equipo y, por supuesto, claramente solamente fueron superados por los All Blacks, por la potencialidad que este equipo tiene y también por eso, en el marco del dispositivo técnico-táctico, la no poner desde el comienzo y de planificar los partidos sin Nicolás Sánchez, que fue no porque sea un hombre sino porque tiene el hábito, la actitud, la estatura para ser un número 10, una apertura consolidada, que evidentemente ponía al equipo en otra posición, lo ponía hacia adelante, le daba otra dinámica, le daba variantes de juego y generaba acciones que indudablemente iban en favor del equipo nacional.
Entiendo que por los Pumas que hay, por su juventud, es posible y tendremos futuro. Y no sé si seguirá o no el entrenador porque, en principio, su contratación o su vinculación con la Unión Argentina de Rugby era hasta el Mundial, hasta los últimos partidos de la participación argentina. Así que, bueno, Dios dirá sobre eso y ojalá quienes conducen la Unión Argentina se sensibilicen y el señor Pichot piense menos en los pesos y piense más en el rugby de su país en forma importante y tenga un poco más de sensibilidad por los clubes que tanto esfuerzo y sin ningún interés. Muchos de los que están en los clubes participan, dan el esfuerzo, dan su tiempo, ojo, porque les gusta, porque son dirigentes, porque nadie le pone un revolver en el pecho. No hay intereses como los que seguramente tiene Pichot, pero acá se hace todo por entrega, porque nos gusta, por amor a la camiseta, con solidaridad, poniendo todo lo que se puede poner, esfuerzo, tiempo, dinero, si a veces lo hay, mano extendida, amistad y realmente es lo que hay que tener para consolidar.
Nosotros somos latinos, hacemos del club nuestra segunda casa, el club es la familia que elegimos. Ojalá todos puedan pensar en lo mismo y seguir aportando para el rugby argentino, para los Pumas, para lo internacional, para aquellos que puedan ir a jugar afuera, muchos y buenos jugadores. Y sobre todo el rugby es un deporte que forma a las personas. Llegan pocos, pero tenemos la posibilidad de generar muchas y buenas personas, que es lo que necesita este gran país que es Argentina.
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