A principios de los ‘90 se daría a conocer la joven Julia Ormond, que comenzaría poco a poco a construir una carrera de la mano de grandes estrellas como Brad Pitt, Richard Gere, Sean Connery y Harrison Ford.
Si bien perfilaba a tener una exitosa carrera como Julia Roberts, Nicole Kidman o Jennifer Aniston, a finales de esa misma década una serie de hechos desafortunados terminaron por hacerla a un lado de los flashes y las cámaras.
En las últimas horas, Julia volvió a ser noticia luego de que se presentara el día miércoles 4 de octubre en la Corte Suprema de Nueva York para demandar a Harvey Weinstein por agresión sexual. Aquel es un exproductor de Miramax, compañía a la que Disney compró en 1993, que actualmente cumple una condena de 23 años por violación y abuso sexual.
En su declaración, Ormond demanda que Weinstein la obligó a llevarlo a su departamento después de una cena de “negocios”, en el Hotel Savoy de Londres en 1995, y la forzó a que le diera un masaje y le practicara sexo oral.
Luego de esa noche, la actriz comunicó lo sucedido de manera urgente a Bryan Lourd y Kevin Huvane, sus agentes pertenecientes a la CAA - compañía a la que también demanda -, quienes, según la demandante, la obligaron a que ocultara el hecho.
¿Cómo entra en juego Disney en la demanda?
En la demanda se afirma que tanto los agentes de CAA, los empleados de Weinstein en Miramax y Disney estaban al tanto de todos o la gran mayoría de los abusos perpetuados por el exproductor, y que decidieron mantenerlos ocultos, desprotegiendo a Julia Ormond y el resto de las víctimas.
“Descaradamente, ninguna de estas prominentes compañías advirtió a Ormond de que Weinstein tenía un historial de agresión a mujeres porque era demasiado importante, demasiado poderoso y les hacía ganar demasiado dinero”, afirmaron desde el lado de la demandante.