A un día de una fecha más que simbólica como es el 24 de Marzo para los argentinos, la Cámara de Casación Penal le otorgó la prisión domiciliaria al represor Jorge Olivera. El fallo se sostiene en que el genocida, que operó como agente de inteligencia durante la última dictadura militar, ya cumplió los 70 años de edad por lo que puede recibir el beneficio. Además, padece hipertensión.
Olivera tenía una condena de cadena perpetua desde el 4 de julio de 2013 por haber estado involucrado en el secuestro y asesinato de la modelo franco-argentina y militante peronista Marie Anne Eriza Tiseau en octubre de 1976. El represor fue considerado coautor responsable de violación de domicilio, privación ilegítima de la libertad, imposición de tormentos agravados por su estado de cargo público y también otros cargos como asociación ilícita.
Además, en julio del 2017 huyó y permaneció prófugo durante varios meses cuando lo trasladaron al Hospital militar Central en Buenos Aires para realizarle controles médicos menores. Finalmente, fue recapturado mientras se ocultaba en el baúl de un auto.
Philippe Broussard, periodista que escribió “La Desaparecida de San Juan”, señaló en su libro que “este hombre siempre mintió cuando dijo ‘nunca haber visto’ a Marie-Anne. Me lo dijo su propio abogado italiano”. Según testimonios, Olivera había afirmado ante sus colegas haber violado a la joven. Su condena se conoció el mismo día en que quedó señalizado como centro clandestino La Marquesita, donde fue vista por última vez Marie-Anne.
Olivera padeció coronavirus en el último año y esta no es la primera vez que pide prisión domiciliaria, aunque anteriormente se le había negado. Cabe destacar que se había fugado ya en dos oportunidades. La noticia de su prisión domiciliaria generó rápidamente el repudio de organismos de derechos humanos y de Memoria, Verdad y Justicia.