Después de ver en 2005 cómo lanzaban al vacío a un hombre desde una tribuna, César Daza prometió no volver a pisar un estadio de fútbol. Él, ferviente hincha de Independiente Santa Fe no volvería a ir a ver al club de sus amores porque no podía soportar tanta violencia en el fútbol. Pero no cumplió, y lo hizo por un motivo más que especial: un proyecto de inclusión.
Es que César conoció a José Richard, un hombre que nació con el Síndrome de Usher, una enfermedad hereditaria que lo llevó a quedar sordo a los 5 años y ciego a los 15. José, que es fanático de Millonarios (la contra de Intependiente), soñaba con ir a la cancha y "ver" ganar a su equipo. Y lo pudo hacer gracias a la ayuda de César.
Ahora bien, muchos se preguntarán cómo hizo César para que su invitado pudiera disfrutar y comprender todas las jugadas. Llevó consigo una maqueta de una cancha, con arcos y las líneas de juego marcadas e ideó una técnica para interpretarle cada jugada. ¿El resultado? Fue excelente: José lo pasó genial, su equipo ganó y él encontró la forma para que los sordociegos puedan "ver" los partidos.
"La gente se daba vuelta y dejaba de mirar el partido para mirarnos a nosotros y aplaudir. Fue un momento realmente emocionante", recordó emocionado César en diálogo con Clarín.
Sobre su método, este relator explicó que "es asignarle señal al tiro de esquina, a un penal, explicarles lo que significa una 'jalada' (tirón) de la camiseta, o un empujón. Incluso se les interpreta si hay un problema entre dos jugadores".
Después vino su fama, que fue accidental. Es que un hincha que estaba ese día en la cancha quedó tan conmovido con la escena que la filmó y la subió a Instagram, y en pocas horas el video se volvió viral.
"Las personas sordociegas y ciegas empezaron a levantar la mano diciendo que querían conocer la experiencia y ya tenemos una gran cantidad de personas que han vivido el fútbol a través de esta tabla", reconoce Daza.
Pero él no se quedó solo con esa satisfacción, fue por más y ahora busca expandir su proyecto a lo largo del mundo. Lleva sus tablas a los países que visita, habla con los gobiernos de las ciudades e invita a las asociaciones que trabajan con estas discapacidades para capacitarlos en "transmisión de partidos".
¿Un dato curioso? Va a todas las canchas con la camiseta de su equipo, no importa quién juegue. No lo hace para desafiar a nadie, sino para dar un mensaje de paz, de tolerancia, para que no vuelvan a ocurrir atrocidades como la que lo alejó de las canchas por más de ocho años.
"Las personas sordociegas no escuchan y no ven, pero vos con tus manos podés guiarlas y hacerles sentir el partido. Cuando hay un gol lo gritan, saltan y se emocionan. Imaginate las emociones que puede tener una persona aún sin tener esos sentidos lo vive así, solo el fútbol genera eso", reflexiona.